Encarna Anillo: «Los cantes de ida y vuelta están vivos»
LUIS YBARRA ay fusiones, por etiquetarlas de algún modo, que no confunden, porque surgen de una forma natural. Ese es el caso de la cantaora gaditana Encarna Anillo y el guitarrista chileno Pituquete, que de su encuentro personal han obtenido el álbum ‘Nací canción’, resultado de más de una década compartiendo música.
Cuando los chicos de la escuela escuchaban a los Backstreet Boys y llevaban a Ketama en las carpetas, ella conocía ya de memoria la discografía, no demasiado extensa, de Chano Lobato. En su casa tenían pocas dudas a la hora de encender la radio: allí el flamenco reinaba. Era cante, nana y cuna de una familia con viento Sur. Creció y se encontró con Farruquito jugando a cantar por bulerías en una boda, festejando con la imprudencia bendita de los
Hniños la vida entera. Farruco, que no sabía quién era aquella chiquilla que iba a cantarle a su nieto, organizó una merienda para supervisar sus cualidades y la aceptó con los brazos abiertos. Más tarde, esas dos promesas se hicieron realidad y recorrieron el mundo. Uno zarandeando las columnas del New York Times y otra detrás de esas palabras, prestando siempre su voz al arte de la danza. Ahora, por primera vez, después de proclamarse como una de las artistas más solventes en los estilos caleteros, legado que públicamente le otorgó Mariana Cornejo, nos presenta a Farruquito como productor de un álbum al completo. Fue él, de hecho, quien le aconsejó en imperativo embarcarse en el proyecto: «La gente te tiene que conocer más. Se lo merece. Tienes que grabar ese disco». Y aquí estamos.
A Encarna Anillo la hemos disfrutado no solo junto a Farruquito, sino también con los bailaores Israel Galván y Andrés Marín, por lo que conoce ambos hemisferios de este vasto universo. «Yo los he visto a todos en los hoteles haciendo cosillas de los otros.
De puertas para adentro, no existen esas discusiones, más propias de los aficionados», dice.
Martirio, Estrella Morente, Pitingo y Jorge Pardo le acompañan en su aventura transoceánica, que encierra promesas de reencarnación: «En el single ‘Que no te aguanto’ aparezco yo, en lo que tiene que ver con el diseño gráfico, sumergida en el agua. Ya en ‘Nací canción’ salgo entera. Renazco como una diosa de ese fondo que me tenía ahogada y me transformo. Cádiz tienes sones de aquí de allá. Uno escucha un tanguillo y piensa en la chacarera. Tampoco hay que hablar de los cantes de ida y vuelta en pasado, porque los intercambios siguen. Están vivos. Y este trabajo es una prueba de ello».
La mayoría son canciones originales, aunque también ha incluido alguna versión, como ‘ Voy a perder la cabeza por tu amor’ y ‘El corazón al Sur’. No es un álbum, como nos tenía acostumbrados hasta la fecha, de flamenco, sino de frontera. Difusa, cambiante e intensa como la línea que ha de trazarse en medio del mar.