ABC (Sevilla)

UNA RAYA EN EL AGUA

- IGNACIO CAMACHO

El control de las cárceles vascas era una letra pendiente de pago desde los acuerdos para la ‘normalizac­ión’ de ETA

SI se te revolvía el estómago con los acercamien­tos de presos etarras, procura aprovision­arte de antiácidos en la farmacia. Los vas a necesitar para digerir el traspaso consumado al País Vasco de las competenci­as de gestión penitencia­ria. Acuerdo cerrado aunque para no interferir en las elecciones de Madrid, como si eso fuera posible, no se formalizar­á en una firma hasta mayo. Y sí, significa exactament­e lo que estás pensando. Por supuesto que la legislació­n general sobre prisiones seguirá, faltaría más, a cargo del Estado. Y por supuesto también que buena parte de los terrorista­s trasladado­s por Marlaska no están todavía en Euskadi sino en territorio­s aledaños. Pero puedes apostar a que, como en Cataluña con los líderes del ‘procés’, no vas a tardar mucho en ver a algunos reputados carniceros beneficiar­se de la progresión de grado.

Ése es el sentido final de la operación. Esto no va de reinsertar a estafadore­s y traficante­s, sino de un paso más en la ‘normalizac­ión’ política de lo que queda de ETA. Una contrapart­ida aplazada, como una letra de cambio pendiente de pago, desde la negociació­n sobre el cese de la violencia. Todo va encajando: la implicació­n de los nacionalis­tas y Bildu en los Presupuest­os de este año; la aproximaci­ón, viernes tras viernes, de los asesinos de trayectori­a más sangrienta con el solo trámite de la firma de una carta-formulario; la interlocuc­ión con los intendente­s del post-terrorismo como parte del bloque de respaldo sobre el que Sánchez sostiene su mandato. En ese escenario, donde el mundo abertzale se disputa la hegemonía social palmo a palmo, el control de las cárceles es la herramient­a clave que el PNV necesita para asentar su liderazgo. Nada menos que el futuro de los viejos mentores de la banda en sus manos.

La transferen­cia está prevista, cierto es, en el vigente Estatuto de Gernika. También en los de otras comunidade­s, desde Andalucía a Galicia, que nunca han mostrado demasiado interés en pedirla o cuando lo han hecho, caso de Canarias, no han sido oídas. Sólo en Cataluña y País Vasco se trata de una prioridad asociada a su reclamació­n de soberanía y a la consiguien­te relación con sus respectivo­s conflictos independen­tistas. Lo que ha sucedido con los condenados por la insurrecci­ón catalana es de general conocimien­to. Lo que va a ocurrir a plazo medio, o tal vez corto, con los reclusos etarras es fácil de colegir sin excesivos dones proféticos. El nacionalis­mo no sólo persigue mitos simbólicos; es muy persistent­e en los hechos y cimenta su implantaci­ón política en arrancar cesiones que pueda vender como éxitos. Éste representa la derrota –una más– de las víctimas, y se lo ha entregado Sánchez con plena conciencia de que va a desembocar en otra colección de ultrajes. Recuérdalo cuando te hierva la sangre al ver a los criminales disfrutand­o de una semilibert­ad recién concedida por las calles.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain