ABC (Sevilla)

POSTALES

- JOSÉ MARÍA CARRASCAL

En España tenemos comunistas en el Gobierno y su líder aspira a conquistar Madrid tras haber hecho lo posible por lo único que saben hacer: arruinar el país

FIDEL fue la revolución, que ya saben lo que es: el vuelco de un país y sus institucio­nes, a lomos de un caballo espoleado por la violencia. Raúl ha sido la transacció­n. ¡Cuidado! He dicho transacció­n, no transición. Transición fue la nuestra: el acuerdo entre las distintas fuerzas políticas para, paso a paso y siempre de la ley a la ley, cambiar tanto la forma como el contenido del régimen, evitando los daños que una ruptura violenta traería al país y a sus habitantes. Pero lo que Raúl Castro ha traído a Cuba no es eso, sino una transacció­n, una avenencia, un acomodo, si lo quieren, un apaño.

El caparazón del régimen sigue siendo el mismo que bajo su hermano, pero los cubanos ya no son los mismos, mejor dicho, pueden hacer bastantes cosas más que las que les estaban permitidas bajo Fidel. Por lo pronto, pueden montar su pequeño negocio o alquilar habitacion­es de su casa o buscarse la vida como buenamente puedan, en lo que parecen expertos. Si Fidel vino a ser Mao o su mujer, Raúl ha sido Deng Xiao-Ping, aquél que decía «gato negro o gato rojo, lo importante es que cace ratones».

La economía ha vuelto a mostrarse el punto más débil del comunismo. El que iba a traer ‘el paraíso de los trabajador­es’ se ha mostrado allí donde se implantó incapaz de garantizar una vida medianamen­te decente a sus súbditos. Los fracasos de Fidel en este terreno fueron clamorosos: intentó sacar a Cuba del monocultiv­o del azúcar y, al final, siguió siendo su principal exportació­n, junto a policías, soldados y médicos a países afines. De hecho, el comunismo se ha mostrado mucho más hábil en arruinar países que en enriquecer­los. Ahí tienen a Venezuela, que nada en un lago de petróleo, donde falta lo más elemental y la gente huye a los estados vecinos como si fuese uno de los más pobres del continente.

¿Por qué Raúl Castro deja el poder, que podría retener hasta su muerte? Se da como excusa «para dar ejemplo». Otra mentira, como casi toda explicació­n oficial de La Habana: justamente para todo lo contrario: para demostrar que sin él, quien manda y seguirá mandando en Cuba es el Partido Comunista, como ocurrió cuando Raúl sucedió a Fidel. Pues nadie mejor que su sucesor, Miguel Díaz-Canel, conservará la herencia castrista, pese a no ser de la familia.

Lo más chusco de todo es que, justamente cuando en Cuba tiene lugar el relevo programado de la máxima autoridad del Estado, que será también la del Partido Comunista, en España tenemos comunistas en el Gobierno y su líder aspira a conquistar Madrid, tras haber hecho lo posible por lo único que saben hacer: arruinar el país. Me deja perplejo. ¿Y a ustedes?

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