«En Nápoles y Sevilla se sabe vivir y tomar el sol pero se trabaja mucho»
—Es presidente de la Cámara Italiana en Sevilla.
—Hemos introducido en Sevilla a empresarios y productores de la Toscana. Nuestra misión en Italia es captar empresarios italianos para que inviertan aquí.
—¿Dónde invierten los italianos?
—En Barcelona hay muchos italianos en temas más industriales. En Andalucía se han especializado en temas de restauración y servicios. .
—¿Cómo fueron los inicios de su familia en España?
—Mi padre fundó la empresa de Valencia y luego se vino a Sevilla. El mayor cargamento de duelas se desembarcaba en el puerto de Sevilla y se suministraba a los toneleros principalmente para guardar aceitunas que se exportaban a EE.UU. Por eso abrió mi padre esta empresa y compró este edificio en Pagés del Corro.
—¿De dónde traían la madera?
—Comprábamos pino gallego y traíamos también madera de Estados Unidos y de África. Mi padre llegó a Sevilla en 1938 en plena Guerra Civil y puso aquí un apoderado. Mis dos hermanos mayores tenían 18 o 19 años entonces y mi padre temía que el Gobierno italiano o alemán se los llevara a la guerra y los metió en un bosque entre Roma y Nápoles. Allí los alemanes hicieron una defensa para que los aliados no pasaran. Luego volvimos a Nápoles.
—¿Recuerda alguna anécdota de esa Sevilla de hace sesenta años?
—La primera vez que vine a Sevilla tenía 12 años y llevaba unos pantalones que en Italia se hacían más cortos que en España. Cuando iba a la plaza de Santa Ana a comprar, los niños sevillanos se metían conmigo y me decían si mi padre no tenia dinero para hacerme unos pantalones más largos.
—Pues por dinero no era...
—No. Era por la moda italiana.
—Su padre tenía un almacén en Pagés del Corro, cerca de la plaza que lleva su nombre.
—Y ponía «Armando Jannonne» y los catetos que pasaban preguntaban si vendían jamones aquí.
—¿Encontró parecida Sevilla al sur de Italia cuando llegó?
—Sí, por muchas cosas. Y también porque en el resto de Italia, como sucede en España, creen que en el sur se trabaja y que en Nápoles estábamos todo el rato tomando el sol. Hay mucho desconocimiento e ignorancia. En Nápoles y en Sevilla sabemos vivir y tomar el sol cuando podemos, pero trabajamos mucho. El estereotipo del sur vago es pura ignorancia.