Castigos a Madrid y premios a Cataluña
En las actas del Congreso quedan para la posteridad los feroces ataques que Sánchez pero sobre todo la portavoz socialista, Adriana Lastra, lanzaron contra Díaz Ayuso en las peores horas de la emergencia sanitaria aprovechando los debates del estado de alarma.
No obstante, la campaña orquestada desde Moncloa contra la baronesa popular quedó aún más en evidencia cuando Sanidad impidió a Madrid pasar a la fase 1 de la desescalada alegando el criterio de un comité de expertos que nunca existió. La presión política y mediática acabó obligando a Illa a reconocer que las decisiones sobre la desescalada siempre fueron suyas y, por tanto, políticas. Aun así, en octubre volvió a la carga imponiendo un estado de alarma en la capital y ocho municipios de la comunidad cuando sus datos estaban mejorando. Se sirvió de cifras de días anteriores pero el trampeo volvió a quedar pronto al descubierto porque a los pocos días de que el cierre entrara en vigor, seis de los nueve municipios marcaban una incidencia inferior a 500 casos por cada 100.000 habitantes. Uno de los motivos señalados por Sanidad para su confinamiento.
Aquella decisión estuvo precedida del cuestionamiento de los datos epidemiológicos de Madrid. Un ataque que el Ejecutivo no ha lanzado a ninguna otra comunidad y que Sánchez ha vuelto a repetir ahora, en su gira africana de la semana pasada. Igual que entonces, las dudas lanzadas por el presidente se han demostrado falsas y su epidemiólogo de cabecera, Fernando Simón, ha acabado admitiendo que a veces existen retrasos en la cifras pero no problemas de «calidad».
Sánchez, que está entregado de lleno a la campaña madrileña, también ha acusado ahora a Díaz Ayuso de ostentar el «récord en descontrol y desmadre» durante la pandemia. Una afirmación que solo se sostiene durante la primera ola, cuando el Ejecutivo central establecía las medidas sanitarias. A partir de entonces, el exceso de mortalidad de Madrid se ha quedado por detrás del registrado por otras autonomías como Aragón o la Comunidad Valenciana, gobernadas por socialistas. Un dato que el presidente del Gobierno siempre olvida.
El retraso que sufrió la aprobación de los test de antígenos o la negativa a que el vicepresidente europeo, Margaritis Schina, visitara el Hospital Zendal son otras zancadillas que Moncloa ha puesto a Díaz Ayuso en materia de salud. La citada infraestructura sanitaria, equipada en tiempo récord contra la pandemia, no ha sido visitada por Sánchez ni ninguno de sus ministros como tampoco lo fue el hospital temporal de Ifema en la primera ola. El flanco social completa los ataques de Sánchez a la gestión popular de Madrid. A pesar de enarbolar la bandera progresista, cuando se trata de la re