Ayuso y Casado unen su suerte en unos comicios de trascendencia nacional
Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso, juntos ayer en la plaza de Salvador Dalí, el lugar que el PP eligió para comenzar simbólicamente la campaña electoral a la Presidencia de la Comunidad de Madrid
El Partido Popular eligió ayer por la tarde la plaza de Salvador Dalí, que es como jugar en casa y entre amigos, para la apertura de una campaña que afronta con tendencia al alza. Las encuestas internas que manejan en Génova indican un crecimiento sostenido de Ayuso, pero sin llegar a la mayoría absoluta. El objetivo de los populares es poder gobernar en solitario, sin la atadura de una coalición con ningún partido, para poder aplicar así su programa sin cortapisas. Su intención es lograr una mayoría lo suficientemente abultada como para que Vox, aun siendo necesario para llegar a la absoluta, no tenga fuerza negociadora. Con Ciudadanos no cuentan, al menos ahora, cuando casi todas las encuestas le dejan fuera de la Asamblea.
El ‘efecto Ayuso’ ha conseguido que el PP pueda doblar el resultado de las
La clave:
autonómicas de mayo de 2019, según esas mismas encuestas. Con el viento a favor, el PP quiere evitar riesgos innecesarios y, sobre todo, errores en campaña que den oxígeno a una izquierda descolocada.
La suerte de Ayuso será también la de Pablo Casado, que se la juega en estas elecciones tanto o más que la candidata del PP, que ya fue su apuesta personal hace dos años, cuando muchos, como recuerdan en Génova, creían que se equivocaba por completo. Los populares confían en que una victoria rotunda apuntale el proyecto nacional de Casado y le sirva como trampolín en la carrera hacia La Moncloa.
Ayer, en el mitin de inicio de campaña, Casado lanzó un aviso: «El 4 de mayo empieza el estado de alarma del Partido Socialista». Tanto él como Ayuso apelaron al votante socialista que no entiende la deriva radical de Sánchez.
El PP abre las puertas al votante socialista decepcionado con la deriva de Pedro Sánchez