Un director reprobado y un organismo bloqueado
El patriarca
TV3 dedicó el ‘prime time’ del domingo pasado (56 minutos) a convencer a los espectadores de que Jordi Pujol no es un villano 2017 y 2019. Y siempre en la misma dirección. En estos casos, el Alto Tribunal avaló los acuerdos previos de la JEC, que constató un partidismo más que evidente a la hora de emitir y dar cobertura a un acto de Òmnium y la ANC en Madrid, por emitir en campaña un documental a favor de los presos del ‘procés’ –algunos eran candidatos en las elecciones– y hacer pasar por información opiniones políticas y personales de presentadores.
La CCMA maneja un presupuesto para este año de más de 297 millones de euros. De estos, casi 240 millones son ingresos directos de la Generalitat de Cataluña. La plantilla roza los 2.400 trabajadores. Sin duda, es la joya de la corona o de la república nonata o del sistema autonómico, que el nacionalismo detesta. Uno de los frentes abiertos en la actual negociación entre Junts y ERC es su reparto.
En 2016, cuando CiU y ERC crearon Junts pel Sí, Saül Gordillo (ERC) se hizo con la dirección de Catalunya Ràdio, y poco después, en 2017, Vicent Sanchis (CiU) se aupó a la dirección de TV3. Sanchis tiene el ‘honor’ de ser el único director de la cadena pública en su historia que ha sido reprobado por el Parlamento catalán.
La dirección de la CCMA está en manos de Núria Llorach, presidenta en funciones y cuya dimisión fue solicitada parlamentariamente. Pero a la Cámara catalana se le hace caso solo cuando conviene. El equipo directivo debería ser de seis miembros, pero solo tiene cuatro y están con el mandato caducado desde 2018. Hace cuatro meses que no hay control parlamentario. TV3, la última trinchera.