ABC (Sevilla)

El régimen controla todas las instancias opositoras; solo teme un estallido social como el de la Primavera Árabe

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terio del Interior en cuyas dependenci­as privadas no falta de nada, a pesar de la gravísima crisis económica, sanitaria y de abastecimi­ento que padece la isla cubana, mucho peor que la vivida en el ‘periodo especial’ iniciado en el año 1989 cuando cayó el Muro de Berlín.

El 19 de abril de 2018 el menor de los Castro pasó el testigo a Díaz-Canel como presidente de la República ante la Asamblea Nacional y se quedó como primer secretario del Partido. «En lo que a mí se refiere me mantendré desempeñan­do el cargo de primer secretario del Partido Comunista de Cuba en mi segundo y último mandato que expira en 2021. Cuando yo falte, DíazCanel podrá asumir el cargo de primer secretario». Aquella decisión, entonces voluntaria, se ha vuelto un imperativo a causa de su salud. Raúl seguirá siendo general de Ejército hasta su muerte, «pero una vez fuera del partido, de los resortes del poder, y con la salud tan quebrada, dejará de ser el hombre fuerte de Cuba», explican las mismas fuentes.

Pocos dudan de que Miguel DíazCanel, conocido popularmen­te en Cuba como el ‘puestoaded­o’, será el presidente de la República y el primer secretario del PCC, porque así lo decidió Raúl. Pero, ¿quién mandará realmente en Cuba? ¿Qué pasará en el país después del VIII Congreso del Partido Co

Díaz-Canel no tiene ningún ascendient­e en el Ejército, pero la vieja guardia que hizo la revolución dejará sus cargos tras el Congreso

munista de Cuba que se celebra este fin de semana y termina mañana? ¿Habrá una apertura real y pacífica o se endurecerá la dictadura? O peor, ¿habrá un baño de sangre? ¿Se convertirá Cuba en otra Rusia o quizás en otra China? Son preguntas que desde hace años se hacen politólogo­s, analistas y opositores dentro y fuera de la isla y que nadie puede responder. Sencillame­nte porque los propios protagonis­tas no lo saben.

Sin embargo, hay algunas cosas en la Cuba de hoy que parecen diáfanas. El régimen tiene totalmente infiltrada­s a todas las formacione­s políticas opositoras dentro del país (y a muchas de fuera). No son un problema. «El Gobierno solo teme un levantamie­nto popular y espontáneo al estilo del ocurrido en Túnez en 2011 y que dio lugar a la primavera árabe», explican a ABC fuentes bien conocedora­s de la situación en la isla. Por ello las medidas de vigilancia estos días son extremas. Otra certeza: Díaz-Canel no tiene ningún ascendient­e entre los altos mandos del Ejército. Pero también es cierto que muchos de ellos (parte de la vieja guardia que hizo la revolución con los Castro o peleó en Angola) dejarán sus cargos después del congreso porque así lo decidió Raúl: Machado Ventura, Ramiro Valdés, Salvador Valdés Mesa, Esteban Lazo, Jorge Quintás Solá y, sobre todo, Leopoldo Cintra Frías, el jefe del poderoso Ministerio de las Fuerzas Armadas (Minfar) que «tiene un cabreo monumental» por su salida. Los medios oficiales apuntan estos días que sería sustituido en el

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