Enfermedad de altura
dos en atuneros en el África oriental.
bado para la agencia Efe– a los riesgos que están corriendo por la falta de una inyección para ellos. En alguno de los 300 buques que con bandera española faenan en aguas internacionales en estos momentos, sus tripulantes duermen en literas, tres y cuatro marineros en la misma habitación; con camas que rotan o comparten, incluso. La falta de espacio en los comedores es notable. Se sientan hasta quince a la mesa y, evidentemente, el servicio de enfermería en estos buques dista de ser el de un hospital o una UCI preparada para atender el embate del coronavirus.
Pablo Piñole tiene 28 años y es tercer oficial de un buque tanque que transporta gas natural (un LNG, como se les conoce) con bandera y tripulación cien por cien española. Pendiente de volver
«Cualquier buque de altura va a tener muy complicada su atención médica. Están haciendo un confinamiento permanente»
protegerse a la hora de comer en mesas atestadas con quince marineros, se quejan los tripulantes del bacaladero gallego Lodairo, ahora faenando en aguas noruegas del Svalbard. a embarcar, a ninguno les han vacunado ni tienen programado el pinchazo. Considera que «no es una tarea fácil vacunar» al sector del mar, pues, dice literalmente: «Siempre andamos pendientes del embarque y muchas veces tenemos que ir a trabajar dejando pendientes algunas citas de revisión con el médico. Yo ahora llevo dos meses en casa y regreso al barco, pero hay gente que pasa menos tiempo todavía en el domicilio».
PCR y pasaporte de navegación
Javier Garat, presidente de la patronal pesquera europea, abandera la petición de que se inscriba la vacunación de los marineros en su libreta de navegación, su ‘pasaporte’, para evitar problemas entre países, que exigen PCR cada pocos días. «Igual que se inscriben sus viajes y su experiencia, que se especifiquen las dosis que reciban. No cuesta nada y da tranquilidad», dice. La Federación Internacional del Transporte (ITF) avala esta solicitud.