Un sevillano, entre los arquitectos más relevantes de España
Raúl Almenara, de 30 años, entra en el top «35 under 35» con su arquitectura de autor
cionar. Hubo un intento de compra para la Expo de Zaragoza, pero la realidad es que quedó abandonado y, dos de sus estaciones, permanecen comidas por el óxido.
Sin embargo, la infraestructura dejó una honda huella, hasta el punto de que el alcalde de Tomares, José Luis Sanz —que ahora quiere presentar su candidatura al gobierno municipal de Sevilla— proyectó un teleférico que conectase Tomares con la parada de metro de Blas infante. El proyecto se descartó pese.
Los trenes de levitación
Lo único que se ha hecho desde 1992 para mejorar la movilidad en la Cartuja es utilizar la vía que conectaba Santa Justa con el apeadero al norte del Charco de la Pava. 53 millones de euros fue el desembolso en plena crisis económica para la línea C-2 del Cercanías que se inauguró en 2012 y que ahora permanece sin funcionamiento por la pandemia y, sobre todo, por la falta de usuarios. La razón de la ausencia de viajeros es que no llegó nunca a conectar con la estación de metro de Blas Infante. Fue así cuando, en 2010, ACS, la constructora de Florentino Pérez, propuso en 2010 a la Junta un tren de levitación magnética como el que había en China, con un coste de unos 165 millones de euros. La idea futurista se diluyó como una aspirina en un vaso de agua.
Lo mismo ocurrió con el aparcamiento robotizado que presentó Juan Ignacio Zoido para solventar la falta de plazas de estacionamiento en la Cartuja. Se quedó, como tantas otras propuestas, en una rueda de prensa. Al final lo que se hizo fue utilizar el solar frente al apeadero de la Cartuja, que ya servía como aparcamiento indiscriminado.
También fracasó la lanzadera de Tussam que puso en marcha Juan Espadas. Ahora, mientras pasan los años sin que se construya la red de metro que sí daría una solución al problema de movilidad en el parque, el proyecto ‘eCitySevilla’ de Endesa prevé la construcción de un parking inteligente junto a Torre Sevilla de 7.000 plazas cubiertas con paneles solares. También se pondrá en marcha un proyecto piloto para vehículos eléctricos sin conductor que servirán de lanzaderas.
Un sevillano se encuentra en la lista de los 35 arquitectos más relevantes e influyentes de España menores de 35. La asociación Madrid Capital Mundial de la Construcción, Ingeniería y Arquitectura y Global Shappers España ha elaborado un listado de los ingenieros y arquitectos jóvenes más influyentes de España, la «35 under 35», en la que aparece Raúl Almenara, un joven de 30 años nacido en Sevilla, arquitecto y licenciado en Bellas Artes, que ha sido elegido por su capacidad de innovación y talento.
Almenara, que nació en Sevilla en 1990 y vivió en la Puerta Carmona hasta los 18 años, ejerce en Madrid al frente del estudio que fundó en 2017 y que lleva su nombre. Tras terminar la carrera que cursó entre la Universidad Europea de Madrid y la Politécnica y realizar estudios en Berlín y Londres, inició su andadura como arquitecto y licenciado en Bellas Artes con un estudio que define como un taller de arquitectura y arte. Hoy en ese estudio madrileño trabajan cinco arquitectos y once colaboradores externos.
Lo suyo es un híbrido entre la arquitectura y el arte, que plasma en los trabajos que ha firmado. Lo que él denomina «arquitectura de autor» está presente en «El Ardal», la sede de la fundación pedagógica y centro de enseñanza primaria en Madrid, el convento de las Hermanas Franciscanas en El Viso, la Casa del Nogal (Ávila), la Casa de Viento o un complejo rural en el parque nacional del Guadarrama, entre otros. Ahora está volcado en el diseño de un hotel boutique en Lanzarote, una vivienda particular en Navacerrada, un complejo turístico en Cercedilla, la reforma de unas oficinas de lujo y un edificio residencial en Madrid. Además, colabora en la docencia de proyectos de diferentes universidades y forma parte de los tribunales de fin de carrera en varias escuelas de diseño y arquitectura.
El joven, pese a vivir en Madrid, se sigue sintiendo muy sevillano, recuerda sus paseos por el barrio de Santa Cruz y todo lo que aprendió de aquellas construcciones que, según dice, han marcado su trayectoria. «Me decidí a estudiar Arquitectura en uno de aquellos paseos por Sevilla en los que no paraba de hacer fotos», relata. E insiste en que, si hay algo que ha influido en su trayectoria, es su infancia y adolescencia en Sevilla. «Esos paseos fueron los que me inspiraron a estudiar arquitectura y bellas artes. Los aprendizajes han marcado siempre mi trayectoria profesional. Sevilla es especial, las fachadas, la luz, esa complejidad de parámetros que definen las distintas arquitecturas de Andalucía, son únicas. Y es una clara referencia aún hoy en la actualidad de la arquitectura sensorial», afirma.
Por eso, según relata, en su estudio madrileño hay constantes referencias a Sevilla. Con azulejos de Mensaque o Ramos Rejano antiguos que colecciona, un naranjo, un limón y dos grandes jazmines en la terraza. Y siempre hay naranjas que le recuerdan al azahar y a Sevilla. «Son amuletos con los que me siento cómodos para trabajar», explica.
Ahora este reconocimiento que le llega con sólo 30 años supone para él una gran responsabilidad y la confirmación de que está marcando tendencia en la nueva arquitectura. Lo suyo es lo que él denomina «la arquitectura de los sentidos que apuesta por las emociones», un trabajo hecho como un traje a medida para las necesidades del cliente, para su estilo de vida y con sello de autor. ¿La crisis? Para él es una oportunidad para reflexionar con espíritu crítico e investigar. «Es el momento oportuno en el que algunos profesionales estamos definiendo el nuevo movimiento arquitectónico».
Sólo tiene una asignatura pendiente: un proyecto en su tierra que ya se barrunta en el horizonte. Aunque no pueda contar mucho por estar sujeto a confidencialidad, está a punto de iniciar el diseño de un hotel de lujo en una playa de la costa gaditana.
«Sevilla es especial y es una clara referencia en la actualidad de la arquitectura sensorial»