Una incursión a la naturaleza y la historia a golpe de pedal
El entorno del Guadiamar, a las puertas de Doñana, ofrece senderos y caminos en los que poder disfrutar de una jornada saludable de cicloturismo en la provincia de Sevilla
l Corredor Verde del Río Guadiamar es hoy una fuente rebosante de vida, «el río de príncipes», como lo llamaran los musulmanes y el último gran afluente del Guadalquivir. Nace cerca del municipio del Castillo de las Guardas, en Sierra Morena, y discurre por la cornisa del Aljarafe, entre tierras de cereal y olivo hasta adentrarse en las arenas y pinares de Doñana. Más abajo, en las inmediaciones de Aznalcázar, el bosque galería cobra gran fuerza alternando con marismas y cultivos de arroz. En su visita se disfruta de lo mejor de la naturaleza, la cultura y la historia en una escapada de fin de semana o en un día festivo.
Hay un Guadiamar para cada exploración y aventura. Así, el ciclismo, por ejemplo, es una actividad consolidada y popular en los caminos que rodean el curso de este río en toda su extensión, y particularmente en su tramo medio. Los senderos ideales para la práctica de este deporte son anchos, compartidos con el rodaje de turismos autorizados, y bordean el bosque de ribera, internándose en él alternativamente por breves tramos.
Además la suavidad de la pendiente y la calidad del pavimento permiten realizar cómodamente esta acti
Evidad, para que cada uno ponga su límite allí donde sus energías y las condiciones del entorno. En definitiva, el ciclismo aquí es fácil y natural. En sus más de 70 kilómetros, el carril cicloturístico del Guadiamar, también apto para pie o caballo, muestra las diferencias y la diversidad de los tramos medio y bajo del río. En su tramo medio, el río pasea por la campiña del Aljarafe, por pueblos como Gerena y Huévar, donde aún se conservan termas y canteras romanas o iglesias medievales. En Aznalcázar, por su parte, están situados el Centro de Visitantes Guadiamar y el Jardín Botánico de Buitrago. También se disponen de dos áreas recreativas.
Según la velocidad, se pasarán bajo las ramas de los chopos o desfilarán los tallos de los carrizos en silencio. El sonido de la bicicleta sobre el árido se mezcla con el piar de las aves o el soplar del viento entre las ramas. En todo su trayecto hay presencia de una gran diversidad de aves, entre las que destacan el milano negro o el aguilucho cenizo. Y entre tanto el Guadiamar siempre está a un lado para proporcionar refresco a los deportistas, ya sea para un descanso, o por el simple placer de contemplar las vistas de la campiña y el bosque galería, desde los alrededores del Vado del Quema o Buitrago, por ejemplo. 35 (954 519 121); Avda. Ciudad de Chiva, 26 (954 510 720); Avda. Juan XXIII, Blq. Romegosa (954655461).