Ayuso capea los envites de sus adversarios y Gabilondo tiende la mano a Iglesias
La izquierda utiliza los muertos por Covid para atacar la gestión del PP y Cs Fuego cruzado entre los candidatos a la caza del voto de los indecisos
l primer debate electoral de la campaña fue, como se pensaba, un todos contra Ayuso, pero la candidata popular logró capear la batería de ataques. Entre otros factores, por un Pablo Iglesias que no consiguió brillar como pensaba; y por el fuego cruzado entre los partidos, tan preocupados por estorbar a Díaz Ayuso como por restarle apoyos a las otras formaciones de su mismo bloque ideológico.
El debate, primero y quizá único en que participen los seis candidatos, ganó en flexibilidad con respecto al habitual encorsetamiento de este tipo de eventos. El protagonista de la primera mitad fue la crítica a la gestión de la pandemia, donde los partidos de izquierda atacaron sin piedad a la cabeza de lista popular, especialmente por las cifras de fallecidos y por el tratamiento a los mayores en las residencias.
Pablo Iglesias e Isabel Díaz Ayuso protagonizaron la mayoría de los rifirrafes, aunque el primero se mostró menos eficaz de lo habitual en lo dialéctico. Ángel Gabilondo, por su parte, comenzó el debate subido de revoluciones –para lo que es su estilo habitual– pero fue encontrando un espacio en el que se le vio más cómodo, y donde tiró de ironía en muchas
Eocasiones: «Aquí estoy, aprendiendo».
Los candidatos, en todo caso, participaron en un fuego cruzado: de todos contra Díaz Ayuso por un lado, y también entre bloques ideológicos, en una evidente búsqueda del voto indeciso o dubitativo: la candidata de Más Madrid, Mónica García, se reveló como el descubrimiento de la noche, y supo ser agresiva con Díaz Ayuso pero también le lanzó recados a Pablo Iglesias. Edmundo Bal, el líder de Ciudadanos, trató de hacerse hueco desde la posición más propositiva, igual que intenta conseguirlo en las encuestas. Y Rocío Monasterio (Vox) puso su empeño en distanciarse del PP y recuperar terreno en su espacio ideológico.
Estrategias
Los primeros mensajes de los candidatos dejaron claras sus estrategias. Pablo Iglesias se dirigió a «los trabajadores y trabajadoras»; Mónica García empezó repartiendo empatía, al recordar a las víctimas del Covid, pero fue la primera en atacar a Ayuso, pidiéndole que «retire los insultos a las personas que están en las colas del hambre». Una cuestión en la que más tarde profundizó Gabilondo también.
Isabel Díaz Ayuso defendió su gestión de la pandemia, la parte tal vez más delicada del debate para ella, y como era de esperar, tuvo que parapetarse ante los ataques de todos a la vez. Edmundo Bal defendió la importancia del papel de Cs para que no se repita el modelo del Gobierno central, con PSOE y Unidas Podemos. «Esto va de que en el Gobierno esté Cs o esté Vox».
Hubo, en general, un tono muy beligerante: Monasterio cargó contra Iglesias, «que vio la pandemia desde Galapagar viendo series, a 30 muertos por capítulo»; Iglesias dijo que para el PP la pandemia «no ha sido una desgracia sino una oportunidad». Mónica García responsabilizó a Díaz Ayuso del «abandono de mayores en residencias» y el «sacrificio de la salud para un pretendido milagro económico». «Yo no he traído el virus», les recordó Díaz Ayuso, que se dirigió a Iglesias señalando: «Usted da vergüenza ajena; es una pantomima». Y a Gabilondo: «Cómo le han cambiado desde La Moncloa».
Los candidatos han utilizado, como es habitual, «kits» para explicar sus argumentos: Gabilondo la carta que el consejero de Políticas Sociales, Alberto Reyero (Cs) le mandó al de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero (PP) calificando de inmoral y posiblemente ilegal el protocolo de derivación de mayores de las residencias a los hospitales. Iglesias, el protocolo en sí.
A la hora de lanzar soluciones, Monasterio pidió recortar a la mitad el número de diputados regionales y volvió a sus clásicos: los menores extranjeros no acompañados –un asunto en el que Díaz Ayuso se desmarcó claramente de ella– y las okupaciones; el candidato de Cs propuso un nuevo modelo de residencias con un médico y un enfermero como mínimo, «el que teníamos listo cuando se adelantaron las elecciones». Iglesias fue muy concreto: «Dentista gratis y gafas gratis». Mónica García, menos ruido y más política, y el fomento de la salud mental.
El problema vino cuando llegó el momento de hablar de economía: Gabilondo volvió a jurar que no subirán los impuestos, y Pablo Iglesias, en tono de colega, le matizó: «Desde el compañerismo, ya que vamos a gobernar juntos, nos tenemos que llevar bien», antes de explicar porqué no quedaba otra que subir los tributos para mejorar los servicios. Gabilondo intentó protestarle –«ahora no»–, pero el daño ya estaba hecho.
Monasterio y Bal se enzarzaron dos veces por el mismo motivo: ella le llamó traidor y él se ofendió. Díaz Ayuso en este bloque sí estuvo más segura: cuando habló de su prevista «bajada histórica del IRPF». En sus minutos de oro, fue Gabilondo quien más llamó la atención, al decirle a Más Madrid: «Creo que podemos gobernar»; y a Unidas Podemos que espera «contar «con su apoyo». Y remató: «Tenemos 12 días para ganar las elecciones».