ABC (Sevilla)

«No sonría, no sonría, no sonría»

Un debate de tercera regional, vergüenza ajena, primero de demagogia, gafas gratis y cita de ¡Pedroche! como argumento de autoridad

- ROSA BELMONTE MADRID

Tres veces seguidas le dijo Pablo Iglesias a Isabel Díaz Ayuso que no sonriera. «No sonría, no sonría, no sonría». Pero cómo no reír ante un tipo disfrazado de Douglas Fairbanks en ‘El ladrón de Bagdad’, con sus pendientes de aro. A Iglesias le gusta eso de decir a las mujeres qué hacer. Hace días, a Mónica López, en La 1, también le recriminó la sonrisa. Y eso que el enterrador parece Bal. Por no hablar del desprecio con el que llamaba «señora» a Monasterio.

Empezó Ayuso nerviosa, luego lo estuvo menos y afeó a Iglesias que hubiera llegado en taxi («que no sabe ni dónde se coge»), que sólo le faltaba un coche para la niñera. Y a Gabilondo, que ya está haciendo cajas en la Asamblea. A Iglesias, que es lo más mezquino en la política española. A Mónica García que se cree que la Sanidad Pública es suya. En realidad, la de Más Madrid es la nueva Ana Obregón, sólo que en lugar recordar que es bióloga recuerda que es médico. «En las ucis tenemos unos aparatos…». Monasterio empezó con sus datos tergiversa­dos de menas. Por supuesto, dijo Galapagar, niñera y esas cosas. Por supuesto bis, defendió el cartel del enmascarad­o y la abuela. Pidió a los espectador­es que buscaran en Google «Menas Batán». De «chaletazo» habló Ayuso.

En un debate de tercera, vergüenza ajena, primero de demagogia y ¡Pedroche! se trataba de echarse muertos encima. Tus muertos. Iglesias y Mónica García a Ayuso (estas dos vestidas igual). Y Ayuso a Iglesias, que parecía haber olvidado que ha sido vicepresid­ente del Gobierno. Eso sí, ahora ofrece dentista y gafas gratis. Y una muñeca chochona.

Cuando Gabilondo recordaba el paro del 32% en Madrid, Ayuso le decía que el 40% en España. Gabilondo parecía un predicador desesperad­o («Pablo, tenemos 12 días») y Bal lo que parecía era fuera de lugar con su educación y citando a Chaves Nogales. La chulería estuvo del lado de ellas («¿Ahora sois economista­s también, aparte de sanitarios?», soltó Ayuso a Mónica García). No fue el mejor día de Ayuso, aunque mejoró en el tramo final. Incluso en modo tuerta también es capaz manejar el remolino de bofetadas. Y sonreír.

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