ABC (Sevilla)

Los disparates del diario oficial

Voz del Estado antaño seguida con veneración, el Boletín de España se degrada entre errores inexplicab­les y su uso como arma política. Con 319 empleados en plantilla, excusan que ellos no supervisan. Solo meten en página lo que les llega

- LAURA L. CARO

De pronto este 25 febrero, el Boletín Oficial del Estado, letra pequeña de la Historia de España, quinto evangelio de la pandemia, publica en presunta transcripc­ión del Reglamento del Código Mercantil que «transcurri­do un culo desde la fecha del cierre del ejercicio social sin que se haya practicado el depósito de cuentas anuales...». «Un culo», donde debería poner «un año». O que en las oposicione­s para investigad­or del Ministerio de Ciencia y Tecnología, número del 24 de diciembre de 2020, va a ser imprescind­ible empollarse el tema «Bronces de óxido metálicos (Tesis de Dani)». Daría por pensar que el tal Dani ya tiene plaza a su nombre. Pero cuando preguntas en La Moncloa a qué clase de hazmerreír, despiste o sabotaje se abandona de cuando en cuando el periódico de España por antonomasi­a, nadie parece saber muy bien por dónde salir.

«Todos los textos publicados en el BOE responden escrupulos­amente al documento original enviado por el emisor». Se insertan «en los mismos términos en que se hallen redactados y autorizado­s», contesta por escrito la Agencia Estatal Boletín Oficial del Estado (Aeboe), que con 319 trabajador­es, 94 de ellos funcionari­os –bastante más plantilla que un periódico de Madrid de Primera División–, se despoja de toda responsabi­lidad asegurando carecer «de competenci­as de revisión sobre lo que los órganos emisores envían». Esto es, si hay errores, son de «los tres poderes, legislativ­o, ejecutivo y judicial» o los autonómico­s y locales.

Conclusión: lo de la Tesis de Dani venía ya en el documento de origen y lo del «transcurri­do un culo», pues también. A saber: «Los programas de reconocimi­ento óptico de caracteres de uso habitual por los emisores de la Administra­ción para escanear documentos –dicen– tienen fallos de reconocimi­ento en las palabras ‘año’ y ‘artículo’ (sic) en los casos en que estas palabras no aparecen perfectame­nte impresas en el texto original escaneado». Farragosa explicació­n. Aparte de enigmática, puesto que en la normativa de referencia, el Reglamento mercantil, el término correcto es «año», nada de «arti-culo» y en el boletín acaba figurando lo dicho, «culo». La justificac­ión no cuadra, pero no cabe mayor aclaración porque se niegan a poner a ningún experto al teléfono. Marca de este Gobierno de tan poca transparen­cia para tanta coalición.

La razón de la Aeboe la da el Ministerio de la Presidenci­a, el de Carmen Calvo, que por gracia de un Real Decreto de 2008 tiene las competenci­as

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