Implantes a medida en 3D que el propio cuerpo regenera
Una doctora sevillana lidera un consorcio europeo que puede acabar con las prótesis tradicionales
Elena Guillén ha vivido toda su infancia y adolescencia en el Cerro del Águila, estudió en colegios e institutos de su barrio, se licenció en Ciencias Ambientales en la Universidad Pablo de Olavide y es doctora en Ciencia de los Materiales. Esta joven lidera hoy un consorcio europeo formado por 19 instituciones que ha recibido una ayuda de seis millones de euros de la Unión Europea.
El objetivo de Profactor, la empresa austriaca de investigación en la que trabaja, es mejorar la calidad de vida de la envejecida población europea a través de implantes que se adaptan a las características de cada paciente y que tienen la capacidad de regenerar tejidos. «Su aplicación democratizará estas terapias y reducirá los costes, las intervenciones quirúrgicas y los tiempos de rehabilitación en diversas patologías», asegura Guillén a ABC.
En 2024, el 22 por ciento de los europeos tendrá más de 65 años. Con el envejecimiento vienen asociados problemas como defectos crónicos en las articulaciones o en la región oral y maxilofacial. Los pacientes que sufren estas enfermedades ven muy afectada su calidad de vida, teniendo que depender continuamente de asistencia sanitaria. «Hemos involucrado a toda la cadena de valor, están desde las empresas proveedoras de materiales a las empresas que va a transformar esos materiales en los implantes, las empresas que los van a comercializar. Médicos, pacientes, un socio que estudia los aspectos éticos de esta tecnología y expertos en células para desarrollar el implante», cuenta Guillén.
Los implantes reproducirían la forma macroscópica del paciente y se ceñirían inicialmente a defectos en el menisco, la articulación de la rodilla derivados de la osteoartritis, paladar y problemas en las zonas maxilofacial y oral, pero podrían ampliarse a huesos, tobillos, codos, manos y cualquier otra articulación del cuerpo humano. «Con una operación pequeña puedes evitar que te quiten toda la rodilla y te pongan una de titanio», cuenta la doctora, que explica así los implantes de paladar hendido y labio neporino. «El implante dental tropieza a ciertas edades con que el hueso se va reabsorbiendo y cuando quieres poner el diente, no tienes hueco donde encajarlo. Con este implante óseo personalizado el implante dental se podría hacer y la idea sería que el médico pudiera coger la imagen del paciente, por ejemplo de su rodilla, y con inteligencia artificial, se preparara un archivo con todas las propiedades que debe tener el implante personalizado».
Este avance será posible gracias a la combinación de biomateriales y tecnologías de vanguardia como la impresión en 3D de alta resolución, que reducirá los costes sanitarios y el tiempo de rehabilitación. «Se trata de terapias regenerativas personalizadas para toda la so
Elena Guillén trabaja en Austria pero es del Cerro del Águila. Se licenció en la Pablo de Olavide
ciedad porque los implantes para la reparación de tejidos se fabrican ahora en tamaños y formas estándar a partir de materiales inorgánicos.
A diferencia de estos implantes y prótesis artificiales, que son percibidos por el cuerpo como materiales extraños, la fabricación de los personalizados mejoraría el rendimiento biomecánico. Estos implantes no sólo aliviarán el sufrimiento de los pacientes, sino que tendrán el potencial de promover la regeneración de los tejidos dañados en el cuerpo», asegura la experta.
Elena Guillén estudió en el colegio público Ortiz de Zuñiga y el Instituto Nervión, donde aún recuerda a su profesor de Matemáticas. «Era muy motivador y tenía unas formas de enseñar las matemáticas distintas. Un buen profesor siempre te marca», dice.
Tras aprobar la Selectividad, decidió estudiar Ciencias Ambientales en la Pablo de Olavide. Su hermana mayor estudiaba Medicina en ese momento. «Era una carrera muy nueva y mis padres se quedaron sorprendidos, aunque sabían que me preocupaba mucho el medioambiente y la ecología. Y no me disuadieron ni me recomendaron otras carreras». De esos estudios salió con una formación versátil, aunque con poca profundidad en algunas asignaturas que adquirió con un doctorado en Ciencia de los Materiales.
Cuenta que de sus compañeros de promoción, la mayoría se hicieron profesores de instituto y funcionarios de la Junta. «Otros se dedican a la antropología, otros han montado huertos urbanos y empresas de ecología, incluso de ingeniería. Yo me centré en la investigación y tengo compañeros que están buscando trabajo», cuenta. A Guillén también le habría gustado trabajar aquí. «¿Quién no?», pero su carrera profesional le ha llevado a Bristol, Bath, Cranfield, México y Dresde. La doctora sevillana tiene un gran recuerdo de su trabajo en Abengoa Research. «Fue el lugar donde más a gusto me sentí a lo largo de mi trayectoria profesional por el grupo humano y los proyectos que pude hacer allí. Aprendí muchísimo en Palmas Altas. El ambiente era muy bueno y es una pena lo que ocurrió. Había cosas mejorables en cuestiones laborales, cosa que no sucede en Austria, pero desde un punto de vista profesional era un trabajo ideal para mí». cuenta.