«En el sur de España estamos rodeados por los malos, pese a la Guardia Civil»
Se ha cometido un crimen horrible en un motel sevillano, lleno de connotaciones sadomasoquistas, que traen de cabeza al inspector Galera, en la Gavidia. Así arranca la última novela del economista Luis Miguel Rufino Rus, que la ha titulado «Espejo de Clar
—Me espanté al saber que usted se pa- sea por el cementerio para escoger los s nombres de sus personajes…
—No hay un índice onomástico más caó- tico y atractivo que en un cementerio. o. Allí está todo el mundo. Y hay unos nom- bres preciosos.
—Los devuelve a la vida con la magia a de la literatura.
—Esa es mi intención. El que inventa a historias inventa la vida. Gracias al po- der de la literatura vuelven a vivir.
—En su novela Sevilla no es un croma a televisivo. Tiene un primer plano evi- dente, casi reivindicativo ¿Por qué?
—Ufff. Quizás la mayoría de las veces s somos más exigentes y severos con las s cosas que más queremos. No es que yo o quiera mucho a Sevilla. Yo solo quiero o a Sevilla. Y eso me gusta.
—Derrocha usted tanto orgullo local l que reabre la Gavidia como comisaria a activa, que es uno de esos símbolos de e la abulia de la ciudad.
—Pasar por delante de ese edificio durante décadas y verlo abandonado y sin uso me producía una tremenda tristeza, independientemente de las connotaciones que para algunos pueda tener. Cuando creé al inspector Galera una de las primeras imágenes que describí fue la comisaría funcionando a pleno rendimiento y él mirando por una ventana a la sede del antiguo Parlamento. Y me pareció que aquello estaba bien.
—¿Usted llegó a conocerla abierta?
—Mi primer carné de identidad me lo hice allí.
—Pero no por su pasado juvenil plenamente comprometido con la demo- cracia y la autonomía…
—No, no, nunca estuve allí por motivos políticos. Yo fui uno de los románticos que en los setenta creyó que desde Andalucía nos gobernaríamos mejor que desde Madrid. Estuve con la bandera de Andalucía en la mano en la Castellana pidiendo autonomía.
—¿La autonomía trajo mejor gobierno de nuestros intereses que el centralismo madrileño?
—No cabe una respuesta absoluta. Hay cosas que han mejorado y otras muchas que han empeorado.
—En la novela, en absoluto política, sí hay guiños irónicos que alcanzan a alguna consejera que mandaba tela, a un presidente que estaba gordo antes de descubrir la cinta y una bandera de
Ha vivido en París, Londres, Nueva York y Kiev. Es economista y durante ocho años estuvo vinculado a General Motors. Toca la guitarra, le gusta pasear por Sevilla y tiene en el barrio de Heliópolis anclajes familiares y deportivos que lo convierten en su rincón preferido. Escribir le apasiona y, aún caliente su última entrega, ‘Espejo de Claramonte’, ya anda dándole vueltas al magín para abordar otra historia situada en su habitual triángulo narrativo: Galera, Sevilla y el crimen horrendo. Bebe en las fuentes puras de la literatura clásica pero no rechaza una buena historia de Tintín. ‘Espejo de Claramonte’ es una novela negra en una ciudad luminosa, donde sus personajes, como las muñecas rusas, nos sorprenden por lo que encierran y nos descubren a lo largo del relato.
Andalucía sin escudo. ¿Es así o me lo parece?
—Es absolutamente así. El humor nos salva de muchas desgracias. Ironizar es un ejercicio muy saludable.