Lágrimas de Miller y Quartararo
Hubo lágrimas de todos los colores ayer en Jerez. Las de emoción de Jack Miller, primera victoria con Ducati después de un camino pedregoso. Las de rabia e impotencia de Fabio Quartararo, que lideró toda la carrera con holgura y a falta de diez vueltas, el brazo comienza a fallar, se queda sin fuerza para aguantar. Decimotercero y sin liderato, en favor de Bagnaia. «Cuando iba con un segundo de ventaja, dejé de tener fuerza en el brazo derecho. Luché seis vueltas contra el dolor para mantener la distancia, pero era imposible, ya no tenía fuerzas. Era peligroso. No sé qué voy a hacer», desveló. En medio, un Marc Márquez que terminó noveno, con mejores sensaciones cada vez y olvidadas las dos aparatosas caídas que se lleva otra vez de recuerdo del circuito de Jerez.
MUNDIAL se jamás, pues Acosta terminó llorando en una de sus primeras carreras. Le daba miedo. Quiso irse del circuito cuando ya estaba en parrilla. Por suerte para él, fue solo el vértigo del primer día. A partir de ahí, todo fueron alegrías, con esa sonrisa enorme que no se le va desde que comenzara el curso. Comenzó a ganar, y, con los resultados, las becas, el crecimiento, ascenso paulatino a las categorías superiores, más éxitos y al Mundial de Moto3. En este 2021, ya son 95 puntos de 100 posibles.
Disfrutar y pies en la tierra
Pero prefiere evadirse. «No he leído nada los últimos días porque en Catar ya tuve problema con esto de leer demasiado. Prefiero mantenerme fuera de todo esto. Me vi primero en los primeros entrenamientos de Catar y me puse demasiado presión. Creo que lo mejor ha sido olvidarme de todo y centrarme en el trabajo con el equipo. Esto que estoy haciendo lo escribió alguien hace mucho tiempo y ha salido bien, ya veremos la próxima carrera», pies en la tierra cuando ya el paddock lo echa a volar. Con 16 años.