Incógnitas
nes violentas frente al Congreso, entre otras. El letrado, según ‘El Confidencial’, habría asumido la gestión de la seguridad de la formación morada.
Sobre el papel de Bukaneros en el entorno de Iglesias, fuentes policiales inciden en que forman ese «segundo círculo de seguridad, con el beneplácito del político», si bien no pueden asegurar que todos estén a sueldo del partido. «Son doce o trece personas muy cercanas a él, que llegan embozados al acto al que acuden veinte minutos antes, independientes de la escolta oficial, que es la de la Policía. Más que ayudar, crean problemas», insisten las fuentes. Algunos son conocidos del exvicepresidente de Vallecas.
‘El Pirrakas’, de nombre Iñaki J. J., uno de los líderes de Bukaneros, es viejo conocido de las Fuerzas de Seguridad desde hace años por dos motivos: el primero, por sus múltiples antecedentes, entre los que se encuentra el de tentativa de homicidio y pertenencia a organización criminal, amenazas, coacciones y lesiones; y el segundo, porque ha prestado servicios de seguridad a Pablo Iglesias, al menos en la puerta del chalé de Galapagar que comparte con su pareja, la mi
Las Fuerzas de Seguridad dicen que el Pirrakas les intenta dar instrucciones sobre su trabajo
Fuentes policiales ven necesaria una investigación sobre la seguridad privada de la formación morada
nistra de Igualdad, Irene Montero, y con los hijos de ambos, pero también en actos de su partido, según testigos.
Las fuentes consultadas por ABC explican que alguna vez se ha dirigido a los guardias civiles que custodian la casa de Galapagar –tras las amenazas se ha aumentado el número de agentes destinados a ello– para pedir que alejaran o denunciaran a las personas que se concentraban en la zona para protestar contra la entonces pareja ministerial. Y les grababa y fotografiaba. Un hostelero de la zona que se enfrentó a él tiene una orden de alejamiento de 500 metros. La imagen de arriba, publicada en una red social por un hombre interpelado por el Pirrakas, ilustra uno de esos momentos. «Se le oía, pero no se le hacía el menor caso porque no se sabe en calidad de qué se tomaba estas atribuciones», asegu