Intimidación
ción de la Asamblea Nacional para destituir a los jueces del tribunal constitucional. Un poder judicial independiente es fundamental para una democracia sana, y para una economía fuerte», dijo en Twitter.
Luis Almagro, secretario general de la OEA, también criticó la decisión en un comunicado. «En la democracia las mayorías tienen la responsabilidad de ser garantes fundamentales para asegurar el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales; el acceso al poder y su ejercicio con sujeción al estado de derecho; el régimen plural de partidos y organizaciones políticas; y la separación e independencia de los poderes públicos», dijo.
Por su parte, el alto representante para la Política Exterior de la UE,
Josep Borrell, dijo ayer que en Salvador comienza a peligrar «el funcionamiento del Estado de Derecho». «La seguridad jurídica y fiscal de los magistrados en el ejercicio de sus funciones debe ser plenamente garantizada», agregó el alto representante.
Sonados desencuentros
La pandemia ha provocado sonados desencuentros entre Bukele y el poder judicial. En junio del año pasado, la Corte Suprema declaró inconstitucional un decreto presidencial que declaraba una cuarentena nacional por el coronavirus. Bukele respondió que el judicial preferiría «asesinar a decenas de miles de salvadoreños». Después, el legislativo, que aun no controlaba el partido de Bukele, aprobó su propia ley para organizar las medidas de excepción por la pandemia, pero Bukele la vetó porque consideraba que se entrometía en sus atribuciones. El mismo Supremo anuló su veto en enero y le obligó a validar la ley, algo a lo que el presidente se resistió.
Antes de las elecciones de este año, Bukele tuvo también graves encontronazos con un legislativo que operaba de forma independiente. Hace un año, antes de que golpeara la pandemia, Bukele dio un ultimátum a la Asamblea Legislativa para que aprobara un préstamo para seguridad, tras hacer una insólita comparecencia en un Congreso al que poco antes habían entrado militares armados. Desde el púlpito, Bukele amenazó a los diputados con llamar al pueblo a la insurrección si no cumplían sus órdenes.
El año pasado, el presidente dio un discurso al Congreso rodeado de militares armados