España ya le debe dos
La formidable victoria de Ayuso, además de mantener la plaza, deja malherido al sanchismo, arrasado en las urnas que quiso evitar
El primer error de la izquierda fue empezar a hacer chistecitos con Ayuso, para reírse de ella, en ese menosprecio tan altanero de la progresía ibérica, donde debe haber tantos premios Nobel que uno no da abasto de contar lumbreras. Debió tomársela mucho más en serio, intuir su evidente instinto político y su capacidad para fraguar en torno a sí, y su mensaje directo y llano, un liderazgo de tanto fuste como el que ayer le otorgaron los madrileños en una jornada con récord de participación, lo que dobla el mérito y alcance de su extraordinario resultado. Ayuso fue un huracán frente al tímido soplido de las tres izquierdas. En la capital, la segunda fuerza política está a 27 puntos del PP y ha ganado en 177 de los 179 municipios de la Comunidad. La jugada maestra de convocar elecciones aprovechando el trile de Sánchez y Arrimadas en Murcia, ese intento de llegar al poder sin elecciones (especialidad de la casa) habla de ese instinto y del valor último de la incontestable victoria de Ayuso: reunificar buena parte del centro-derecha (tantas veces desmembrado) y de atinar con el primer torpedo a la línea de flotación del sanchismo. Sigan con los chistes. España le debía una por sacar a Iglesias del Gobierno; ahora que se marcha del todo (como adelantó ABC), le debe dos.