La pasarela peatonal de Padre Pío se rompe antes de inaugurarse
Los vecinos critican que el nuevo firme se levanta y que ya han robado varias vallas
Los vecinos de Padre Pío, en el distrito Cerro-Amate, se han tenido que convertir en improvisados jefes de obras. La pasarela peatonal de la calle Bollullos, que usan a diario escolares y vecinos del barrio, se anegaba cada vez que llovía, amén de otros problemas de falta de mantenimiento, como la separación de las juntas de dilatación en las que, relatan, «cabía literalmente un pie». El Ayuntamiento de Sevilla abordó hace unos meses el arreglo de esta vía básica de comunicación, aunque su desarrollo y casi terminación —aún no se ha inaugurado— no han dejado satisfechos a los vecinos. «Primero vinieron, limpiaron los muros, la escalera y poco más. Pintaron la base de la pasarela pero no los pasamanos. A base de dar quejas, completaron toda la pintura», explica a ABC de Sevilla Francisco Martínez, presidente de la asociación de vecinos Guadaíra.
Pero no queda ahí la cosa. La intervención, «una de las pocas obras realizadas en este mandato» en la barriada, no contemplaba al principio la principal demanda vecinal. «Seguía inundándose cuando llovía. Y otra vez que nos quejamos. Que esto ha costado 134.000 euros y si no se hace bien, pronto hay que repetir». Fue así como, según detallan los propios vecinos, la obra incorporó la abertura de unos orificios en la parte superior para el desagüe, así como el trabajo de echar una torta de cemento en el tramo que concentraba el agua en los días de lluvia.
Sin embargo, los problemas no cesaron. Una semana después, el nuevo firme ha comenzado a levantarse en sus extremos. «¡Mira, cómo está esto! Ha llovido una vez y todo levantado. Cuando pasen unos meses, se ha volado y no queda ni el cemento», dicen otros residentes, que, de igual manera, denuncian «la chapuza» que se ha hecho en el arreglo de esta pasarela peatonal después de tantos años -«más de siete años»- exigiendo obras de mantenimiento para evitar que, entre otras cuestiones, los niños que van al colegio Valeriano Bécquer tengan que mojarse los pies cada vez que amenace lloviendo. «Estamos muy descontentos. Esto se ha hecho a la ligera y para tratar de cubrir el expediente. Es un ejemplo de cómo se tira el dinero en los barrios», comenta otra vecina, Carmen, madre de dos hijos menores.
La crónica de esta obra guarda otro capítulo más. Ahora con respecto al nuevo vallado que se ha colocado en la parte central de la pasarela que salva las vías del tren. «Con buen criterio se han puesto de pvc, para que no se lo lleven. Pero aún así por los tornillos han robado tres paños». De nuevo, los vecinos dieron el aviso: «Han venido y han soldado los tornos. ¡Una chapuza!» A todo ello, hay que sumar que los muros, recién pintados, ya han sido cubiertos de grafitis en algunas zonas. Todo esto sin haber sido inaugurada todavía la obra.
Salida por García Minguel
Al margen de esta imagen que evidencia el «abandono crónico» que padece esta barriada, desde la entidad vecinal se recuerda además otra reivindicación «urgente», como habilitar una salida desde la calle García Minguel hacia la carretera 8028 que «podría permitir la incorporación a la SE30, uniendo así este barrio con Su Eminencia por Carmen Vendrell», donde se localiza la parada de cocheras de Metro. «En estos momentos, aquí solo hay una entrada al barrio en coche, y una salida para el peatón -vecinos y escolares- por un camino sin asfaltar, sin iluminar ni señalizar, donde hay accidentes y cualquier día ocurrirá una desgracia», avisan los residentes.
Críticas a la gestión «Estamos descontentos. Se ha hecho a la ligera y es un ejemplo de cómo se tira el dinero en los barrios»