Vox se queda a merced de Ayuso y no reclama entrar en el Gobierno
Abascal califica de «digno» el resultado y considera un «error» la extrapolación
Vox ha conseguido un resultado electoral «digno» en las elecciones autonómicas de Madrid, como lo calificó ayer el presidente Santiago Abascal, pero muy lejos de ser decisivo para maniatar a Isabel Díaz Ayuso. Es cierto que esta formación política marcó su objetivo en evitar «el asalto de la izquierda» a las instituciones madrileñas, y lo ha conseguido, pero también es verdad que le hubiera gustado ser más decisivo para atar en corto a la candidata popular.
La estrategia de Vox en toda España por ser el primer partido de la derecha pasaba por tener un papel decisivo en Madrid y que el Partido Popular no tuviera un resultado tan abultado que le permitiera legislar sin ataduras. Sin embargo, la realidad ha sido muy diferente. Ayuso ha arrasado a la izquierda y sus 65 escaños –a cuatro de la mayoría absoluta– son su mejor carta de presentación para doblegar los 13 diputados de Vox, que no le queda otra salida que apoyarla.
La formación de Abascal ha quedado, por tanto, a merced de lo que Ayuso marque. No se puede permitir el lujo de no apoyar su investidura, de dejar a Madrid sin presupuestos, ni de bloquear la legislatura. El riesgo es tremano, puede aspirar a contar solo con el apoyo parlamentario de Vox.
Rocío Monasterio tan solo se limitó ayer a afirmar que «veremos como la señora Ayuso quiere enfocar el gobierno en estos dos años». Abascal apuntaló su discurso subrayando que «corresponde a Monasterio y a Ayuso hablar sobre cómo tendrá que gobernarse Madrid en los próximos dos años. Le corresponde a ella decir si quiere contar con Vox de alguna manera y nosotros estamos dispuestos a escuchar sus planteamientos».
Una negociación en la que no participarán directamente las direcciones nacionales de ambas formaciones políticas, cuya interlocución es inexistente desde el discurso de Pablo Ca