Lo entrañable
EXPRESANDO SENTIMIENTOS
Tiene el flamenco algo que lo acerca y lo distancia de lo popular. Lo pienso mientras Manuel Herrera echa mano de su guitarra por fandangos y El Talino, natural de Alcalá del Valle, acomete lo que dicta su afición. Profesionales y no profesionales. En esa balanza se han pesado los artistas de este género de culto durante décadas. Conscientes de la dificultad de la nave en la que se embarcan, respetuosos, tratando siempre de honrar lo que un día les cautivó y sin más intención que contar, como cuenta el pueblo a través del folclore, sus querencias. Pero con el cante jondo. Por eso estas grabaciones caseras desprenden un efluvio entrañable. Tan solo están disponibles en CD, encerradas al fondo de un fenómeno que no se produce en otros géneros musicales y que habla del tejido en el que habita el arte cabal. No pertenece a la multitud, pero unos pocos entre el gentío se aproximan a él con sus faltitas.
Aquí rinde tributo a la casa de los Pavón por tangos, alegrías y soleá, reiterándose en el estilo del Mellizo y cerrando con el de Paquirri. El toque de Umut Sahiraya es acristalado y dudoso. El de Herrera, certero en su clasicismo. Por tientos, con una letra de Marcelo Sousa, recuerda a sus padres. La granaína y la media las pelea con pausa en los tercios finales. No tiene una personalidad acusada. Tampoco un sentido avanzado de la melodía ni un compás que le facilite los estilos rítmicos. La malagueña del Canario la retama con la abandolá de Juan Breva. La serrana de Rengel parece hablada entre sus dientes. No hay exactitud. Lleva una vida entera de peña en peña, entre amigos. Y no es más que todo eso que ha ido aprendiendo.