La importancia del latín y del griego
MIGUEL SÁNCHEZ TERRERO
alaba una tribuna abierta de Juan Carlos Tello Lázaro que llevaba por título ‘Cui nocet o razones para no estudiar latín y griego’. En dicho artículo «se razonaba perfectamente sobre la importancia del conocimiento de las Humanidades en general y de estas lenguas clásicas en particular, fuente de cultura y madres de la nuestra respectivamente». «Recuerdo la anécdota ocurrida sobre principios de los años 60 del pasado siglo en las Cortes franquistas entre el ministro José Solís Ruiz y el diputado Adolfo Muñoz Alonso, que rememoro perfectamente. Cuando el ministro propuso aumentar el número de horas dedicadas al deporte en detrimento del latín con la siguiente pregunta al Congreso justificando su propuesta: ‘Porque, ¿ para qué sirve el latín?’, a lo que el citado señor Muñoz Alonso, pudiendo haber comenzado perfectamente con el ‘¿Cui nocet ?’ y continuado con el ‘¿Cui prodest ?’, le contestó desde su escaño de forma que todo el hemiciclo lo entendiera: ‘Sirve, entre otras cosas, para que a su señoría, natural de Cabra, le llamen egabrense y no otra cosa’. ( Entiéndase cabrón). Como sabe el lector, a los naturales de Cabra se les llama egabrenses porque esta villa es la antigua Egabro romana y siglos después los musulmanes llamaron Qabra, nombre equivalente para ellos a Egabro en la lengua árabe».