Órdago sin cartas
Va para tres meses desde las elecciones y no hay manera de que ERC y los de Puigdemont diriman el irresponsable duelo a codazos por la poltrona
Va para tres meses desde las elecciones autonómicas en Cataluña y no hay manera de que las dos principales facciones del separatismo se pongan de acuerdo en la lucha a codazos que mantienen no solo por el poder sino por el liderazgo en el cotarro ‘indepe’. Esta impresentable dilación supone una declaración de intenciones sobre lo poquísimo que en realidad les preocupan los catalanes y sus problemas a ERC y Junts. De hecho, el mayor problema que ahora tienen los catalanes son ellos, que andan a lo suyo, charla que te charla como si la situación no fuera grave, repartidos en las cárceles, Waterloo o las sedes de los partidos, ofreciendo un espectáculo lamentable de egos y trasteos por la poltrona. Así las cosas, y con la convocatoria de nuevas elecciones a la vuelta de la esquina, Aragonès se arrancó ayer con una especie de órdago a la grande sin llevar cartas para sostenerlo, proponiendo un Govern en solitario –¡dejadme solo!– y ofreciendo, ya si eso, algunas migajas a los de Puigdemont una vez que se forme el Ejecutivo y se eviten las urnas. Aunque Junts prestara algunos votos para que Aragonès sacara adelante la investidura en segunda votación, su gobierno sería un continuo ‘hombre al agua’ y duraría hasta que al prófugo se le apagase el ego, algo tan improbable como que se corte el flequillo.