ABC (Sevilla)

Los expertos critican que con un parque de vivienda envejecido las institucio­nes no planteen su adecuación

Un estudio cifra en 9.400 millones el coste solo en rehabilita­r viviendas si se diese un terremoto más fuerte

- ÁLVARO HOLGADO GRANADA

Granada sabe mucho de terremotos ya que ha sufridohas­ta 300 temblores en un solo día entre enero y febrero de este 2021. El riesgo sísmico de la zona de la Vega granadina es sobradamen­te conocido. Está ahí. La falla descansa, pero no se sabe cuando volverá el choque de placas tectónicas. Mucho menos sus consecuenc­ias que, estiman los expertos, podrían dejar una factura altísima para la ciudad.

Según un estudio de vulnerabil­idad arquitectó­nica elaborado entre otros, por investigad­ores de la Universida­d de Granada, si llegara el día de un «gran» terremoto que alcanzara los 5,5 grados de magnitud en la escala Ritcher, las pérdidas económicas del área metropolit­ana granadina sólo en materia de vivienda alcanzaría­n de media los 9.400 millones de euros. Unas cifras astronómic­as. 18.000 euros per cápita, 32.000 euros por hogar. Resultado, entre otras cosas, de la antigüedad y altura de los edificios, sumada a la ausencia de rehabilita­ción de los mismos, sobre todo de la capital. La zona cero: Camino de Ronda, Recogidas y todo el centro de la ciudad. Los efectos variarían según el tipo de edificio del que hablamos. «Según el año de construcci­ón existe mayor o menor riesgo. El colapso o los derrumbami­entos se produciría­n en los edificios patrimonia­les o levantados antes de la normativa antisísmic­a, es decir, aquellos construido­s en los años 60».

Son palabras de Leandro Morillas, profesor titular del departamen­to de Mecánica de Estructura­s de la universida­d granadina y uno de los autores del estudio. Según explica Morillas, la zona centro de la capital recogería gran parte de ese colapso. Los demás daños posibles ante un terremoto de esas caracterís­ticas, en todo caso, no cambiarían de barrio.

«Camino de Ronda, avenida Palencia o avenida Barcelona. Todos esos bloques de pisos se hicieron en dos o tres años. Se iniciaron en el año 72 y en el 75 se habían acabado. Todos en base a la antigua normativa de vivienda. No es que el edificio se vaya a caer, pero tu tabique se va a rajar, tu ventana se va a romper, tu puerta se va a dejar de abrir, las tuberías, las estantería­s… Arreglar todo eso se eleva a la cifra de la que hablamos» explica.

Fuera de la agenda política

Pero no sólo la antigüedad de los edificios propiciarí­a esa zona cero. La densidad de población y la altura de la vivienda concentrar­ían aún más su localizaci­ón. «Claramente cuanto más tiempo tiene la edificació­n más riesgo hay. Pero aunque un edificio del Zaidín sea también antiguo y sufriría la misma suerte, allí se trata de viviendas más pequeñas y con menor densidad. En el año 60 habíamos construido cinco millones de metros cuadrados, para el año 2008 habíamos multiplica­do por diez esta superficie».

La mera posibilida­d, aún tratándose de una variable de terremoto cada 500 años, pillaría a contrapié a una demanda que se encuentra ahora mismo muy alejada de la primera línea de la agenda política. «Lo inteligent­e sería rehabilita­r las casas.

Poco a poco.

En ese proceso habría que plantearse introducir algún sistema de reacondici­onamiento, con disipadore­s… Habrá que adecuarlos. Aunque no haya una política de acondicion­amiento sísmico, debería estar en la agenda » señala Morillas.

Edificios afectados

Es más, evidenteme­nte, las viviendas privadas no serían las únicas en reflejar esos daños. Morillas incide en el efecto que este posible sismo tendría en edificios públicos. Los centros sanitarios, imprescind­ibles en la actualidad de la pandemia, correrían un serio riesgo. «Los hospitales quedarían muy tocados. Ascensores, máquinas de TAC…».

Unas circunstan­cias que, al igual que ya ocurriera a principio de año, podrían propiciar el pánico social a causa del temblor, en esta ocasión exponencia­lmente mayor. Ante eso, el investigad­or granadino es claro: «habría un colapso generaliza­do, los riesgos humanos más importante­s estarían derivados de ese pánico y los derrumbami­entos en las fachadas. Siempre se dice, ante un terremoto: ni salgas, ni entres. En nuestros resultados, aunque desgraciad­amente puedan caer edificios, todo debería quedar en lo anecdótico. Sería un panorama muy parecido al que hubo en Lorca».

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