Fuera de carta tenemos delirio
La mujer del presidente del Gobierno imparte una lección magistral de hostelería de progreso
No sabe llevar una bandeja, ni tirar un doble de cerveza, pero sin otro título que su certificado de matrimonio dirige una cátedra extraordinaria sobre Transformación Social Competitiva que la habilita para impartir lecciones magistrales al sector de hostelería, ecosistema tabernario que, arruinado por su marido, señalado por el camarada Tezanos y convertido en foco de resistencia a las políticas del Gobierno, pretende reformular a partir de dogmas de progreso y tapas de resiliencia, hasta hacer de los bares una red de aulas para la nueva ciudadanía y dejar atrás una etapa, claramente fascista, marcada por el libertinaje de pedir patatas bravas y ponerse hasta las trancas de botellines anarcolibertarios. Por encima de la rentabilidad del negocio o el deseo del cliente está la necesidad –dice Gómez– de educar al pueblo a comer bien, «con una narrativa diferente» que permita a estos establecimientos «unirse a la transformación social en marcha». El adanismo conduce al delirio, fenómeno que puede ser de carácter individual o compartido, pero se aprecian en Gómez los frutos del intercambio de ideas que entre el frufrú de las sábanas practica con el hombre que cambió el colchón de La Moncloa. Lo que Begoña barrunta de los bares sin distinguir la anchoa del boquerón es exactamente lo que su Pedro piensa de España.