Con flores al Vaticano
Tras su puesta en libertad, volvió ilegalmente a Italia y llevó flores a la tumba de Juan Pablo II. Junto a estas líneas, la imagen del Papa cuando fue evacuado tras el atentado encargo personal del Ayatolá Jomeini, el líder iraní. En una versión anterior llegó a acusar al propio Vaticano. Algunos investigadores estiman que su comportamiento alocado y sus declaraciones estridentes son el escudo de un hombre muy inteligente, que cree que fingiendo un trastorno mental evita represalias.
La versión más probable es la primera que ofreció, la del juicio de 1981, cuando declaró que fue un atentado encargado por la URSS, que exigió a los servicios secretos búlgaros que corriesen con el operativo. En 1986 señaló a tres búlgaros y otros tantos turcos como sus cómplices, relacionándolos además con los servicios secretos occidentales. Se abrió entonces un nuevo juicio, pero fueron absueltos al echarse atrás el testigo clave: el propio Ali Agca, que en la vista se limitó a asegurar que era Jesucristo y a anunciar el inminente fin del mundo. Más tarde algunos de aquellos sospechosos aparecieron muertos en extrañas circunstancias.
¿Y por qué viajó Agca a Mallorca antes del atentado? Se ha especulado que para verse con el traficante de armas y drogas Berik Celenk, fallecido en 1985, un padrino de la mafia turca con oficina en Menorca y cuyo yate solía navegar por aguas baleares, quien le habría facilitado el pago y la pistola. Pero lo único cierto es que 40 años después el atentado contra Juan Pablo II continúa siendo un caso abierto.