ABC (Sevilla)

Carmen Castilla, a Moreno: «Te considero amigo»

- J.J. MADUEÑO ANTEQUERA

El presidente de la Junta charla ayer con la recién elegida Carmen Castilla, en presencia de Pepe Álvarez, secretario general de UGT

No fue un simple congreso. La reelección ayer en Antequera de Carmen Castilla como secretaria general de la Unión General de Trabajador­es (UGT) de Andalucía se convirtió en una auténtica romería. Sindical, pero sobre todo política. Del PP al PSOE, cualquiera que quisiera pintar algo en la comunidad pasó por el exclusivo hotel Antequera Golf para rendir sus favores a la dirigente del sindicato. A Castilla se la colmó de cariño pero también se la hizo testigo de excepción del campo de batalla en el que devino su «fiesta». Especialme­nte para el socialismo patrio, que paseó sus cuitas internas por un congreso sin apenas trascenden­cia (no había otra que la reelección, conseguida con un 86,8% de los apoyos). Y que demostró el escaso cariño que Susana Díaz concita en la antigua central hermana. Si ayer se hubieran celebrado primarias, el alcalde de Sevilla, al que la UGT bendijo por la tarde, se las hubiera llevado de calle.

De forma estruendos­a, además. A su entrada en el plenario del congreso, por la tarde, Espadas fue recibido al grito de «¡presidente, presidente!» por algunos de los asistentes. Díaz, por la mañana, había pasado casi como un fantasma.

Antes de ser recibido casi como un héroe, Espadas estuvo reunido con la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y con la propia Castilla. Salió de la sala recibiendo abrazos y saludos, para terminar con una ovación. Antes, Montero y Castilla habían proclamado su amistad como «hermanas», mientras la ministra trataba de acallar las críticas del Gobierno regional sobre la retirada del estado de alarma.

No fue el caso de Díaz. Llegó excusándos­e ante los periodista­s: sólo hablaría en Granada, como marcaba su agenda. Así que se marchó a la sala vip con sus acompañant­es, tras esperar en el hall del hotel a que Castilla recibiera al presidente Moreno, que se hacía fotos con los sindicalis­tas por los pasillos del hotel. En aquella sala de reuniones esperó a que bajara la plana mayor de UGT Andalucía, acompañada por los miembros del Gobierno andaluz que asistieron —«casi podría celebrar aquí un consejo», diría después Moreno— y por el delegado del Gobierno en Andalucía, Pedro Fernández. Entre Castilla y Susana Díaz, aseguraron fuentes del sindicato, sólo se produjo «un breve saludo».

Díaz pasó luego al plenario para sentarse justo detrás de Juanma Moreno. Nada que ver con lo que ocurriría por la tarde con Espadas, en primera fila. Si venía a hacer amigos, lo disimuló bien. La expresiden­ta se levantó de su silla tras los primeros discursos. Antes incluso de que se dirigiera al plenario Carmen Castilla. Lo hizo acompañada por José Luis Ruiz Espejo, secretario gene

La pandemia ha unido dos polos opuestos por medio de sus máximos representa­ntes en Andalucía. UGT, antiguo sindicato hermano del PSOE, y el PP, están en las antípodas ideológica­s. Sin embargo, sus actuales líderes han sabido buscar sus puntos de unión, hasta el punto de proclamar su amistad públicamen­te alejándose de las trincheras. «Te estimo, valoro y respeto», fueron las primeras palabras que Juanma Moreno dirigió a Carmen Castilla, ayer reelegida como líder de UGT Andalucía. A esas palabras Castilla respondió después diciendo: «Te considero mi amigo». ral de los socialista­s de Málaga, que pese a que se adhirió más tarde a la caravana de Espadas es declarado susanista.

Moreno: «Sois esenciales»

Justo cuando se estaba marchando Díaz, en el atril comenzaba la exaltación de la figura de Carmen Castilla con el presidente de Andalucía, Juanma Moreno, como maestro de ceremonias en esos primeros compases. Por un momento pareció que las relaciones de hermandad de UGT eran con el PP. O al menos, no con según qué PSOE. «Hay que desterrar prejuicios con el sindicalis­mo — dijo, toda una declaració­n de intencione­s—. Sois completame­nte esenciales para la recuperaci­ón».

Así se referió a los presentes antes de pedirles «un esfuerzo más» para contrarres­tar los efectos negativos de la pandemia. «A UGT le pido que me echéis una mano», requirió Moreno, quien definió la situación actual como como una «triple crisis» para la que hace falta un ejercicio de responsabi­lidad, que ya los sindicatos han «demostrado en estos últimos años».

Más cariños. Los recibidos por Castilla por el presidente de la Confederac­ión de Empresario­s de Andalucía, Francisco Javier González de Lara, que se sumó al reconocimi­ento del buen trabajo conjunto «para facilitar la paz social con su esfuerzo y sacrificio». Fue muy aplaudido por los representa­ntes de empresas como Mercadona o Endesa.

Así las cosas, la intervenci­ón de Castilla no pudo sino estar llena de agradecimi­entos. Aunque también dejó sitio para la reivindica­ción. «Puerto Real no se cierra», dijo en referencia a la factoría de Airbus. Allí también pueden ir de romería.

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EFE/DANIEL PÉREZ

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