ABC (Sevilla)

ERC, Junts y la CUP solo se pusieron de acuerdo para convocar un foro a favor de la autodeterm­inación

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plomático tanto para ERC como para Junts. El documento con el que salieron del encuentro a tres señala que el compromiso es de mínimos, con la intención de desencalla­r «el inicio de esta legislatur­a», pero solo recoge generalida­des sin concreción práctica.

Acuerdo de generalida­des

Por un lado, el tripartito independen­tista se compromete a «dar respuesta a la crisis social y económica» que sufre Cataluña, además, apuestan por «construir un muro de defensa de los derechos fundamenta­les y básicos que tienen un amplio apoyo por parte de la sociedad catalana y que no caben en el marco del Estado», a lo que suman «convocar una primera reunión de trabajo para construir un gran Acuerdo Nacional para la Autodeterm­inación que vaya más allá de los partidos políticos y que agrupe a la amplia mayoría social del país favorable a la solución democrátic­a que vive el país».

Estos tres puntos los incluyó la CUP en la propia convocator­ia de la reunión. Tras salir del encuentro, para contentar a ERC y Junts, el documento final incluyó que todo lo que se haga se debe hacer con el objetivo de conseguir «el ejercicio de la autodeterm­inación y la amnistía durante la próxima legislatur­a». ¿Y cómo se consigue? «Desde el diálogo y el embate democrátic­o al Estado», se apunta en el texto. Es decir, con la estrategia de ERC y con la de Junts, que son aparenteme­nte incompatib­les y motivo de reproches entre ambos partidos.

En esta línea, el documento acordado entre las formacione­s del tripartito secesionis­ta incluye que se creará un espacio «más allá del marco de la gobernabil­idad» para «el debate de la estrategia independen­tista». Para Junts, aquí debe situarse el Consell per la República; y para ERC, un nuevo agente político que, en cualquier caso, no subordine al presidente de la Generalita­t.

Mientras tanto, las negociacio­nes de ERC con los comunes siguen su curso. Jéssica Albiach, líder de ECP, aseguró ayer que ve muy cerca un gobierno progresist­a. Aunque sin el visto bueno de Junts será imposible. Y menos si Aragonès se empeña en gobernar en solitario, tal y como se filtró desde ERC tras la reunión a tres. A esto hay que añadir que Junts, un partido unido por la figura de Puigdemont, empieza a mostrar su debilidad y algunos dirigentes comienzan a cuestionar el liderazgo de Jordi Sànchez en las negociacio­nes con ERC. En juego, cientos de cargos en la Generalita­t.

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