El clima prebélico sorprende a Biden sin un plan
El Gobierno de EE.UU. se limita a pedir a las dos partes una ‘desescalada’
Biden llegó a la Casa Blanca con una idea clara sobre Oriente Próximo: el conflicto entre Israel y Palestina no es su guerra. El presidente de EE.UU. ha dado evidencias de ello: no ha nombrado un enviado especial para el conflicto; no ha nominado a un embajador en Israel; no ha hablado con Mahmoud Abbas, el presidente de la Autoridad Palestina (fuentes del Departamento de Estado han filtrado que ambos han mantenido correspondencia); y, sobre todo, no se ha puesto como objetivo impulsar un proceso de paz y una solución duradera para el conflicto. Lo han intentado casi todos sus antecesores, incluido Donald Trump, que mostró interés por un acuerdo de paz desde el comienzo de su presidencia y que puso a su yerno y asesor, Jared Kushner, al frente del proyecto (no tuvo éxito, pero sí se apuntó grandes victorias en la normalización de las relaciones diplomáticas entre Israel y países árabes como Emiratos Árabes Unidos, Bahrein y Marruecos).
Mirar a otro lado
En los primeros compases de su presidencia, Biden ha preferido mirar para adentro y centrarse en su país: controlar la pandemia e impulsar planes ambiciosos de gasto en infraestructuras, empleo y bienestar. Si ha mirado al mundo, la atención se la ha llevado la región Asia-Pacífico, donde busca un frente común ante China, y la recomposición de sus alianzas con la Unión Europea y la
OTAN.
«Simplemente no han puesto en esto ni prioridad ni urgencia», lamentó el mes pasado en ‘Politico’ Khaled Elgindy, experto en el conflicto israelí y palestino del Middle East Institute.
Pero mirar a otro lado no supone que la realidad desaparezca y la erupción de violencia en Israel y Gaza ha mostrado que la Administración Biden no tiene un plan en un conflicto en el que está involucrado: Israel es el principal aliado de Estados Unidos en Oriente Próximo y Washington proporciona miles de millones de dólares cada año en ayuda militar a su Ejército. Al mismo tiempo, defiende la solución de dos estados y reconoce los territorios de Palestina como ‘ocupados’ (aunque la Administración Trump dejó de hacerlo).
En la crisis que se vive en Israel y Palestina en los últimos días, con pérdidas de vida en civiles en ambos lados, la Administración Biden ha mantenido su apoyo firme a Israel y su ‘derecho de autodefensa’ ante los misiles lanzados por Hamas y ha realizado llamamientos inoperantes a la ‘desecalada’. Ayer los volvió a repetir el secretario de Estado, Antony Blinken, según el contenido de su llamada con el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, revelado por la Casa Blanca.
El único cambio en su postura fue un llamamiento a Israel a que haga «todo lo posible para evitar más víctimas civiles incluso cuando responde de forma legítima en defensa de su pueblo». Más de cincuenta palestinos habían muerto hasta ese momento –14 de ellos, menores–, según las autoridades de Gaza, y otros seis israelíes fallecieron por los ataques palestinos. Blinken también anunció el envío inmediato a la zona del subsecretario de Estado para Asuntos de Israel y Palestina, Hady Amr.
Los llamamientos a la calma y a la rebaja de tensiones no han surtido efecto. «Estados Unidos hace lo que puede», dijo el martes el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, en una muestra de la inoperancia que por el momento demuestra la Administración Biden. Price ayer prefirió no dar su rueda de prensa habitual.
Biden ha centrado su esfuerzo en la recuperación interna y en el pulso con China