ABC (Sevilla)

Nadal coge vuelo hacia semifinale­s

Firma su mejor partido en Roma y juega hoy ante el sorprenden­te Opelka

- JAVIER ASPRÓN

Se acerca Roland Garros y Nadal acelera. El balear jugará hoy las semifinale­s de Roma tras someter con contundenc­ia a Alexander Zverev, el mismo que hace una semana le frenaba en seco en la altura de Madrid. En la central del Foro Itálico se vio al Nadal de las grandes ocasiones, sólido y con pocos errores. Es difícil saber hasta qué punto impera el ánimo de revancha en el mundo del tenis, pero si lo hay el español lo colmó con creces. Tampoco lo tenía fácil Zverev, pues solo Djokovic ha logrado ganar dos veces seguidas al balear. Lo consiguió en 2011, precisamen­te en Madrid y Roma.

«No sé si es mi mejor partido de 2021», valoró después el manacorens­e. «He hecho muchas cosas bien. Quizás, alguna vez me ha faltado un poco más de valentía, pero es un partido importante para mí. También a nivel físico me sentí bien y resistente, no me estoy viendo mal».

Nadal acumula un buen desgaste desde que comenzó el torneo, exigido tanto por Sinner como, sobre todo, por Shapovalov, que le obligó a jugar por encima de las tres horas. Sin embargo, ante Zverev no notó la fatiga. Aprovechó la dinámica corajuda con la que acabó su partido de octavos para imponer su dominio desde el principio. A Zverev se le notaba un poco dormido, y para cuando quiso despertar Nadal ya tenía medio set hecho. Antes de finiquitar­lo, el balear dio un enorme susto al tropezar con una de las líneas cuando intentaba llegar a una dejada. Por unos instantes se quedó tendido sobre la arcilla, embadurnad­o en polvo rojo, mientras su gesto era de dolor absoluto. En la grada, su equipo contenía la respiració­n mientras un preocupado Zverev pasaba por encima de la red para interesars­e por el estado de su oponente. Al incorporar­se, Nadal se echó la mano a la cadera, al lugar donde su cuerpo impactó con el suelo, pero al cabo de un minuto se comprobó que no había grandes daños que lamentar.

Cuestión mental

En la segunda manga el juego se equilibro por completo y la diferencia fue, una vez más, mental. Zverev desaprovec­hó tres bolas de break en el cuarto juego y se vino abajo, cada vez más ofuscado. Nadal supo que era el momento y aprovechó para tomar distancia con la primera rotura del set. No hizo falta más, porque el alemán comprendió que no iba a ser su día y el español ya tenía claro que no iba a soltar la presa. La segunda manga, eso sí, se decidió tras una hora larga de juego. «Hasta ahora notaba que me faltaba un poco de chispa , pero creo que ya estoy más cerca de ese pico».

A Nadal le espera en semifinale­s el estadounid­ense Reilly Opelka, otro rival joven (23 años) al que nunca se ha enfrentado antes. 47 del ranking, suma dos títulos en su carrera, ambos en pista dura (Nueva York 2019 y Delray Beach 2020) y se ha plantado en la penúltima ronda de Roma de forma sorprenden­te, sin ceder un solo set y dejando fuera a Karatsev y Delbonis. Hasta llegar aquí su temporada era una tristeza, con solo dos victorias y cuatro derrotas en primera ronda.

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REUTERS Rafa Nadal, durante su partido de cuartos ante Zverev

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