La destrucción de La Raza
SÁBADO
El restaurante es ahora urinario, vertedero, casa de okupas y sembrado de jeringuillas
El Domingo de Ramos, como cada año, pasaba la Paz por el Parque de María Luisa. Siguiendo una tradición de décadas, la familia de Rojas se citó en el mismo sitio de siempre, al final de la avenida principal, con el ramo de flores de todos los años para la Virgen. Todo era igual salvo un detalle. Antes, esa familia que tenía la concesión para explotar el histórico Restaurante La Raza, se colocaba delante de su negocio, y este año lo hizo delante de una ruina convertida en urinario, vertedero, casa de okupas y sembrado de jeringuillas. En pleno corazón del Parque, un lugar emblemático que además es público ha acabado convertido en un monumento a la degradación.
Ya lo sentenció en su día Carmen Calvo: el dinero público no es de nadie. Y parece que los terrenos tampoco. El que escribe tiene sus dudas sobre el proceso de expropiación de la concesión del restaurante. La casualidad no existe, y sí la coincidencia de que los empresarios de este negocio fueron los que destaparon el caso de los ERE, el mayor escándalo de corrupción de la historia de España desde la Constitución. Se trataba de reasignar la concesión actualizando los precios. Los adjudicatarios perdieron el concurso a favor de otro grupo empresarial que es quien debía haber mantenido al menos el decoro de las instalaciones. Eso no se ha hecho. Probablemente la gestión administrativa y el celo de los funcionarios municipales han amedrentado al político que en su día no tomó la decisión adecuada. Porque viendo cómo está La Raza está claro que no lo fue. Y lo malo es que no se trata ya de la asquerosidad en la que han convertido el restaurante; el Lope de Vega por dentro está en una situación de conservación lamentable, cerca, lo que fue el Montpensier del Loco de la Colina es una ruina. Con este paisaje, ¿quién se cree que se quiera celebrar por todo lo alto el aniversario de la Exposición de 1929 que se desarrolló precisamente en este entorno? Viendo estas cosas, hay que darle una vuelta al concepto de lo público. Porque va a ser verdad al final que lo de todos está en manos de nadie. El mejor ejemplo es La Raza.