Macron gana la batalla constitucional, pero sigue la guerra callejera
▶El Tribunal Constitucional falla, con matices, a favor de la reforma del Sistema Nacional de Pensiones ▶La oposición parlamentaria y los sindicatos rechazan la sentencia y piden mantener la movilización
La primera ministra francesa, Élisabeth Borne, reveló el 10 enero el proyecto que contemplaba el retraso de la edad de jubilación de 62 a 64 años. En la campaña de su reelección en abril de 2022, Macron ya habló de retrasar la edad a 65 años.
El Tribunal Constitucional (TC) francés falló la tarde de ayer a favor de la jubilación a los 64 años: el punto capital de la reforma del Sistema Nacional de Pensiones aprobado el 16 de marzo, a través de un decretazo y sin debate parlamentario, por el Gobierno de Emmanuel Macron. En la misma reunión, el Constitucional rechazó la primera petición de convocatoria de un referéndum nacional presentada por la oposición de extrema izquierda y extrema derecha populistas.
Se trata de una victoria importante para el presidente de la República. En su sentencia, el alto Tribunal censura aspectos parciales de la reforma. Pero la decisión del Constitucional permitirá a Macron promulgar la Ley con relativa celeridad, mientras que la totalidad de los sindicatos siguen pidiendo que renuncie a la reforma.
El TC debía dictar sentencia en dos cuestiones capitales. La primera, a propósito de aprobar o rechazar, en su totalidad o en parte, el mismo proyecto de Reforma del Sistema Nacional de pensiones, cuyo rechazo social ha sido ampliamente recogido en los sondeos de opinión. El Constitucional da el visto bueno a la medida esencial de la reforma: retrasar de 60-62 años a 64 años la edad de jubilación, la más baja en la
El 19 de enero, los ocho principales sindicatos franceses consiguieron movilizar a más de dos millones de manifestantes, según la central CGT, y a 1,12 millones, según las autoridades, siendo la primera gran jornada de protestas.
Unión Europea. Victoria importante para el presidente. Quedan en suspenso algunos matices significativos de la reforma, por lo que Macron deberá decidir si suprime esas medidas o intenta negociar.
En cuanto a la segunda sentencia, aceptar o rechazar las primeras peticiones de convocatoria de un referéndum nacional presentadas por la extrema izquierda y extrema derecha, el Constitucional falla en contra de esas demandas y aplaza hasta primeros de mayo una última sentencia sobre otra convocatoria de referéndum, en este caso por iniciativa popular.
Antes de conocerse el fallo, Emmanuel Macron propuso reunirse con los sindicatos la próxima semana para «discutir» el futuro de la reforma. La CGT, de origen comunista, sigue reclamando la retirada completa del proyecto de reforma, al igual que la CFDT, aunque en su caso en términos menos belicosos. Todas las organizaciones sindicales anuncian nuevas movilizaciones, coincidiendo con el primero de mayo.
En nombre del Gobierno, Élisabeth Borne, primera ministra, respondió con alegría a la sentencia: «El Constitucional ha juzgado que la reforma respeta la Constitución, en el fondo y la forma. El texto llega, al fin, a su proceso democrático. No hay ni vencedores ni vencidos. Debemos seguir dialogando».
La última palabra
Las primeras reacciones de los principales adversarios de Macron confirman la prolongación indefinida de la crisis. Desde la extrema derecha, Marine Le Pen acepta la sentencia, pero anuncia una «guerra popular» sin cuartel: «La sentencia del Constitucional cierra la secuencia institucional. La suerte política de la reforma de las pensiones sigue siempre en suspenso: el pueblo tendrá la última palabra; el pueblo debe preparar la alternancia para revocar, en su día, esta reforma inútil e injusta». Le Pen es la gran beneficiaria de esta guerra y aspira a liderar la oposición popular contra Macron. Desde hace varias décadas, del 30 al 35 % de los obreros franceses votan a la extrema derecha.
Desde la extrema izquierda, Jean-Luc Mélenchon, líder de La Francia Insumisa (LFI), reaccionó de manera muy agria: «La decisión del Constitucional muestra que este Tribunal está más atento a las necesidades de la monarquía presidencial que a las necesidades del pueblo soberano. La lucha continúa y debemos seguir combatiendo contra una reforma peligrosa, impuesta con medios poco democráticos».
Marine Tondelier, portavoz de Europa Ecología Los Verdes (EELV), proclamó en términos muy agrios: «El Constitucional ha metido a Francia en un callejón sin salida democrática. No se puede gobernar contra la opinión pública y los sindicatos». Y Fabien Roussel, primer secretario del PCF, lanzó este llamamiento al presidente y al
Gobierno: «Es muy importante que no promulguen la Ley inmediatamente. Hemos conseguido 4,8 millones de firmas para celebrar un referéndum de iniciativa popular. El Constitucional no dictará sentencia antes de primeros de mayo. Macron no debe precipitarse. El presidente debe comprender que se ha instalado ante un volcán social».
Olivier Faure, primer secretario del PS, reaccionó con relativa prudencia: «Vivimos una decepción, no una rendición. La lucha continuará y tomará nuevas formas de resistencia».
Las reacciones «espontáneas» y callejeras, en París y muchas capitales de provincias también fueron muy negativas a primeras horas de la noche del viernes. Ante la alcaldía parisina, millares de manifestantes anunciaban futuras convocatorias callejeras. Varios grupos se proponían prolongar la protesta
«El pueblo debe preparar la alternancia para revocar, en su día, esta reforma inútil e injusta», dice Marine Le Pen (FN)
Según Mélenchon (LF), «este Tribunal está más atento a las necesidades de la monarquía presidencial que al pueblo soberano»