El milagro de Mariló y de su tumor de 7 kilos
ariló Álvarez, una sevillana de 47 años que permanece hospitalizada en el Virgen del Rocío, ha protagonizado una de las operaciones más complejas que se pueden realizar en estos momentos en cualquier centro sanitario del mundo, aparte de los trasplantes de órganos. Y es José María López Puerta, coordinador de la unidad de Cirugía de Columna Infantil y Adulto del mayor centro sanitario de Andalucía y hospital de referencia europeo en el tratamiento de sarcomas y cordomas (un tipo poco frecuente de cáncer de huesos que se forma generalmente en los huesos de la columna vertebral), quien dirigió al equipo multidisciplinar de casi veinte profesionales que lo acometió con éxito tras 18 horas en el quirófano. Una operación de gran complejidad que implicó a muchas unidades del hospital y que se saldó con la resección de un tumor de siete kilogramos alojado en la cavidad abdominal de la paciente.
Para poder acceder a él fue preciso seccionar la columna vertebral de Mariló y cortar también su pelvis que posteriormente fue reconectada a la columna con injertos óseos. Mariló necesitó 200 puntos de sutura en la espalda, 14 litros de cristaloides y 14 bolsas de sangre gracias a las cuales fue posible continuar una operación que le produjo grandes hemorragias y pérdida de sangre. A lo largo de esas 18 horas, la paciente sufrió un momento crítico que los cirujanos, anestesistas y personal de Enfermería salvaron gracias a su destreza, temple y experiencia. «La operación tuvo una tensión constante y cuando extirpamos el tumor hubo un sangrado imposible de controlar y temimos por la vida de la paciente. No he visto una cosa igual en toda mi carrera profesional», cuenta Agustín Castro, anestesista de Traumatología del Virgen del Rocío, que reconoce que «desde
Manestesia tuvimos que meterle mucha presión a los cirujanos durante la intervención para que se dieran prisa con el objetivo de que la paciente aguantara». «Y lo hicieron todo muy bien y muy rápido. Son unos maestros y les estamos muy agradecidos», añade. También en la UCI, durante los primeros días del posoperatorio, se registró un episodio crítico parecido que los intensivistas del centro sanitario lograron sortear con esas mismas armas: destreza, temple y experiencia. «Los profesionales de nuestra UCI son muy buenos y lograron mantenerla con vida», reconoce López Puerta.
«La paciente sufría un cordoma que no respondía al tratamiento de quimioterapia ni de radioterapia. Nuestro comité de tumores, formado por oncólogos médicos, oncólogos radioterapéuticos, radiólogos, anatomopatólogos y cirujanos, que analiza los casos que llegan de toda Andalucía y establece el protocolo de tratamiento, prescribió la cirugía como única solución para salvar su vida», cuenta el coordinador de la unidad de Columna del Virgen del Rocío, que es CSUR (centro de referencia) en el tratamiento de este tipo de cáncer.
Estuvo 18 horas en un quirófano del Virgen del Rocío, donde los cirujanos tuvieron que seccionarle la columna y desmontarle la pelvis para quitarle el tumor. Recibió más de 200 puntos de sutura en la espalda y necesitó 14 litros de cristaloides y 14 bolsas de sangre
En esta intervención participaron dos cirujanos plásticos, un cirujano general, un cirujano vascular y cuatro cirujanos de columna, además de dos anestesistas, tres turnos de enfermería (9 enfermeras) más las auxiliares clínicas. Fueron casi veinte personas que contaron con un gran soporte sanitario que casi ningún hospital privado podría asumir en España (su coste sería sencillamente astronómico) y que sólo se realiza actualmente en otros tres hospitales públicos de toda España (La Paz de Madrid, Hospital Puerta del Mar en Barcelona y el Hospital Doctor Peset de Valencia), según cuenta el doctor López Puerta. «El tumor de la paciente era inmenso. Englobaba todo el recto, la vagina y afectaba a la pelvis y al cordón medular en la parte más terminal. Hubo que cortar y desmontar la pelvis y seccionar la columna por el disco l5-s1». Primero intervinieron los cirujanos plásticos que tallaron el injerto que cubriría toda la zona sobre la que se haría la resección. Luego un cirujano general abordó la zona abdominal e inutilizó toda la zona afectada por el cáncer. El tercer paso fue la cirugía propiamente del tumor en la que el cirujano vascu