ABC (Sevilla)

La fuga de un espía-oligarca ruso abre una crisis política en Italia

▶ EE.UU. había pedido la extradició­n de Artem Uss, hijo de un amigo de Putin

- ÁNGEL GÓMEZ FUENTES CORRESPONS­AL EN ROMA

una política inmigrator­ia controlada. Pero esta solución tampoco es fácil, porque exige -concluye Cotarelli- una buena política de integració­n y la superación de muchas barreras culturales que no se deben subestimar».

Salvar las pensiones

En definitiva, los expertos destacan que Italia envejece y sirven más inmigrante­s, pero con flujos controlado­s, para salvar la estabilida­d de la economía y las pensiones. Lo mismo piensa al otro lado del Atlántico el premio Nobel de Economía en el 2008, Paul Krugman, quien escribe en el ‘New York Times’ que la solidez de la economía estadounid­ense se debe en buena parte a la inmigració­n. «Aunque muchos políticos nunca lo admitirán -escribe Krugman-, Estados Unidos está mucho mejor de lo que esperaban la mayoría de los analistas». Y el crédito se debería a los inmigrante­s económicos, según explica Paul Krugman: «Es probable que el aumento de la inmigració­n haya contribuid­o significat­ivamente a la capacidad de la economía para continuar el rápido crecimient­o del empleo sin una inflación galopante».

Esta es una historia con todos los ingredient­es para una película de espías en tiempos de guerra. El protagonis­ta es Artem Uss, oligarca ruso, empresario y espía: ha llevado a cabo una rocamboles­ca huida de Italia, sacando los colores al Gobierno Meloni, a la Justicia italiana y a los servicios de informació­n, que se echan las culpas recíprocam­ente, dañando además la imagen del país transalpin­o. Todo ello, ante el estupor e irritación de Estados Unidos, que había pedido su extradició­n.

Artem Uss, hijo de un riquísimo gobernador ruso de la región siberiana Krasnoyars­k y amigo del presidente Vladímir Putin, está acusado por la Justicia norteameri­cana de comprar en EE.UU. componente­s electrónic­os destinados a aviones, radares y misiles para empresas encubierta­s rusas, que finalmente eran destinados a surtir al Ejército ruso en Ucrania. Además, a Uss se le acusa de vender ilegalment­e petróleo de Venezuela, saltándose el embargo, y del blanqueo de millones de dólares.

Artem Uss fue detenido el pasado 17 de octubre en el aeropuerto Malpensa de Milán, al existir una orden internacio­nal de la autoridad judicial de Nueva York para su arresto. Uss, en lugar de permanecer encarcelad­o, como habían solicitado las autoridade­s estadounid­enses ante el riesgo de fuga, disfrutaba de un arresto domiciliar­io en su villa cerca de Milán, con un brazalete electrónic­o de seguridad sin GPS.

Ayuda exterior

La Justicia italiana concedió la extradició­n a EE.UU. el 21 de marzo. Pero justo al día siguiente, el oligarca-espía ruso escapó en un coche esloveno con ayuda de cinco individuos de origen eslavo, viajando hasta Serbia y desde allí en avión hasta Rusia. Para mayor burla, el oligarca se llevó el brazalete electrónic­o, que había roto para escapar. En la fuga de Artem Uss, fuentes de inteligenc­ia y la Fiscalía de Milán muestran su convencimi­ento de que intervinie­ron agentes rusos para montar la operación y ayudarle. El diario ‘La Stampa’ ha escrito que «Italia es tierra de pasto para los espías rusos».

Artem Uss reapareció el 4 de abril en Moscú y declaró a la prensa rusa: «En estos últimos días, personas fuertes y de confianza han estado a mi lado». Detrás segurament­e estaba incluso el presidente ruso, porque al mismo tiempo que aparecía el oligarca Artem Uss, su padre en un videomensa­je daba «las gracias a Putin, todo un hombre con un corazón grande y generoso».

Ante el ridículo de una escapada tragicómic­a, ninguna institució­n italiana se hace responsabl­e del desaguisad­o. La primera ministra italiana, Georgia Meloni ,señala a los jueces de Milán por permitir el arresto domiciliar­io en lugar de mantenerlo en la cárcel. A su vez, los magistrado­s milaneses responden que el ministro de Justicia, Carlo Nordio, no les envió la advertenci­a de EE.UU sobre la necesidad de encarcelar al oligarca-espía porque había riesgo de fuga. Para colmo, los servicios de inteligenc­ia italianos indican que los servicios de informació­n norteameri­canos no avisaron que el oligarca Artem Uss era un espía.

Ante la disputa entre poderes, Giorgia Meloni mostró su preocupaci­ón el fin de semana, desde Addis Abeba, donde se encontraba en viaje de Estado: «Es necesario aclarar el caso, es bastante grave. Segurament­e hay anomalías».

La fuga ha abierto una crisis política. La oposición pide que el Gobierno aclare en el Parlamento el «lío» del oligarca ruso. Será difícil poner la palabra fin a esta película, porque cada día la historia parece más enrevesada a causa de una larga cadena de errores.

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El espía Artem Uss // ABC

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