El gusano que amenaza la campaña de patata andaluza
▶La campaña, con retraso provocado por las heladas, llega con buenas expectativas pero temor a esta plaga ▶La patata de conservación ya no es ‘rival’ para la temprana andaluza, muy apreciada por los consumidores
Andalucía encara, aunque con bastante retraso provocado por las heladas de los últimos meses , una campaña de patata nueva que será, a priori, «buena», pero que acusará la falta de productos fitosanitarios, señala Javier Boceta, director general de Meijer, empresa obtentora de variedades y líder en la distribución de las patatas más sembradas y más demandadas por la industria nacional.
Cabe recordar que la patata es un cultivo con fuerte implantación en las comarcas sevillanas de La Vega, el Aljarafe y Las Marismas. Y es que la provincia de Sevilla es una de las principales productoras de patata nueva de Andalucía, con unas 3.500 hectáreas. Gran parte de ellas (aproximadamente un 34%) están en La Rinconada, que ha hecho de este cultivo un emblema local y que genera más de 70.000 jornales anuales.
Este año se ha sembrado menos patata por la subida de costes, aunque tampoco se trata de una bajada significativa, según detalla Boceta. Según la Encuesta de Superficies y Rendimientos del Ministerio de Agricultura, en 2022 se contabilizaron 8.361 hectáreas de patata en Andalucía, la mayoría de ellas (8.251) en secano, y tan solo 110 hectáreas en regadío. Además de en Sevilla, este tubérculo se cultiva en Cádiz, Huelva, Málaga y Córdoba.
Por otro lado, sí es destacable el retraso provocado por las heladas. «Los daños no han sido muy cuantiosos, pero sí hará que empecemos más tarde y que, entre la última semana de mayo y las dos primeras de junio, pueda haber algún día puntual con falta de camiones, por ejemplo», avanza el director general de Meijer.
En las explotaciones andaluzas aún no se ha empezado a recoger patata, pero sí se ha cogido cierta cantidad en fincas de Cartagena, aunque estas también se han visto perjudicadas por las heladas.
En estos momentos, la sequía es una de las grandes preocupaciones del sector. A la patata, que es un 82% agua, le vendrían muy bien las lluvias primaverales que todo el campo espera con impaciencia. No obstante, la percepción es que la campaña será buena, precisamente, porque las producciones no serán demasiado altas.
Además, desde el sector respiran aliviados porque la patata de conservación procedente de Francia, que antes era la principal competidora de la patata nueva andaluza, ya ha dejado de serlo.
Esto se debe, sobre todo, a que las cadenas españolas han cambiado de tercio y priorizan la compra de patata nueva frente a la ‘lavada’ o de conservación. «El consumidor ha aprendido a diferenciar la patata ‘vieja’ procedente que la procedente de Francia, que está durante meses en cámaras frigoríficas, no es fresca como la sevillana y pierde gran parte de sus propiedades, sobre todo si se destina a frito, uno de los principales usos en España.
A esta buena imagen y ritmo de comercialización de la patata nueva contribuye, también, que el calendario de siembra y recogida cubre ya casi todo el año, gracias a la recuperación de las siembras de enero. No obstante, sigue siendo más numerosa, y seña de identidad de la provincia, la patata que empieza a comercializarse en mayo y dura hasta noviembre.
No obstante, no todo es bueno en el mercado de la patata. Y es que las fincas dedicadas a este tubérculo en Egipto empiezan a despuntar como competidoras de las andaluzas, sobre todo en lo referente a las exportaciones a Alemania, que recibía gran parte de la patata de la provincia de Sevilla y que, en los últimos tiempos, está comprando mucha patata egipcia.
«Europa está infectada de patata de Egipto, lo que ha hecho bajar de manera drástica las exportaciones sevillanas a Alemania, que antes eran muy importantes», concreta Boceta, al tiempo que critica que «la Unión