María Dueñas: «Si las redes sirven para promover la música, hay que usarlas»
▶ La violinista granadina ha grabado, con solo veinte años, su primer disco
res que planean sobre algunas canciones de Bowie. La titulada ‘Girl loves me’ se expresa en ‘Nadsat’, el lenguaje de los protagonistas de ‘La naranja mecánica’ (1962) –Alex y sus «drugos» (amigos)–, contracciones de fonéticas rusas, el inglés cockney y palabras inventadas por el autor: «cheena» (mujer), «malchek» (chico), «rot» (boca), «rozz» (policía)... Bowie incluye también el ‘polari’, una jerga del siglo XVIII propia de marineros y saltimbanquis que adoptó en la comunidad gay en los años 50. Letras sembradas de claves que sus seguidores deberán descifrar.
Pero la proximidad de la muerte hace aflorar a la persona que se camufló en sus personajes: Rainbow Man, Ziggy Stardust, Thin White Duke, Nathan Adler... En ‘Blackstar’ nos reencontramos con David Robert Jones: «Mira arriba, estoy en el cielo / Tengo cicatrices que no se pueden ver / Tengo dramatismo, nadie me lo puede robar / Ahora todos me conocen».
Entre ‘Liza Jane’ (1964) y ‘Lazarus’ (2016), David Bowie escribió la novela de su vida y sus pasiones culturales. «Estas 456 canciones revelan más sobre este hombre que cualquier biografía», advierte Benoit Clerc.
La noticia de la concesión del premio Princesa de Girona a las Artes le sorprendió prácticamente con un pie en el escenario, a punto de empezar el primero de los conciertos que ha ofrecido esta semana junto a la Orquesta Sinfónica de RTVE y bajo la dirección de Joshua Wellerstein. Tiene solo veinte años, pero es una de las violinistas con mayor proyección del panorama internacional y prueba de ello es que María Dueñas (Granada, 2002) se acaba de convertir en artista de uno de los sellos discográficos de mayor prestigio, Deutsche Grammophon (DG), y para él acaba de grabar su primer disco, ‘Beethoven and beyond’, junto a la Orquesta Sinfónica de Viena, bajo la dirección de Manfred Honeck.
«Yo crecí escuchando grabaciones de grandes músicos, muchas de ellas de DG., y es muy especial formar parte de ella», dice con maduro aplomo la jovencísima violinista. Su primer disco incluye el ‘Concierto para violín y orquesta en Re mayor, Op. 61’, «que es una obra que me ha acompañado en varias situaciones muy importantes en mi carrera y en mi vida».
¿Siguen siendo las grabaciones un objetivo para los músicos jóvenes hoy en día, con la industria en retroceso? Dice María Dueñas que sí; «es una forma de expandir la música, de llevarla más allá de la sala de conciertos y de acercarla a la gente que no tiene la oportunidad de asistir». Lo que ocurre, admite, es que ha cambiado la manera de escuchar. «Ahora se llega a los oyentes a través de las redes sociales y las plataformas de ‘streaming’, pero la comunicación se mantiene».
Hay, dice María Dueñas, un público muy extenso al que llegar, y que si las redes sociales pueden servir para hacerlo, «hay que intentarlo. Como músico joven me siento responsable de promover la música en las nuevas generaciones; en niños, en jóvenes». Ella misma, dice, maneja sus redes sociales –su cuenta de Instagram tiene 72,6 mil seguidores–: «soy muy curiosa y me gusta compartir mi día a día con el fin de, tal vez. poder inspirar a lo mejor a otros músicos».
Admira la precocidad de una intérprete que ha tocado ya con formaciones como la Filarmónica de Dresde, la Orquesta de París, la Tonhalle de Zúrich o la Filarmónica de Los Ángeles, y que ha ganado concursos como el Yehudi Menuhin. En los conciertos a los que asistía con sus padres en su Granada natal se enamoró del violín: «Recuerdo ver al concertino de la orquesta y decir: ese es el instrumento que yo quiero tocar». ¿Y en qué momento decide un niño que el violín deje de ser un juego? «Fue algo muy natural –asegura–; nunca he pensado: ‘quiero dedicarme a esto’. Siempre he tocado porque me gusta y eso se ha desarrollado hasta convertirse en mi vida, pero tengo muchos intereses, como leer, hacer deporte, nadar, y a raíz de trasladarme a Viena he descubierto mi pasión por el baile... Todo lo que tiene que ver con el arte me interesa». A Viena llegó María Dueñas con su familia –sus padres y sus hermanas– después de vivir en Alemania. «Tengo que agradecerles el esfuerzo que han hecho –dice–. Ha sido una oportunidad estupenda para crecer y enriquecerme cultural y personalmente, que para un artista es fundamental».
No se siente especialmente presionada María Dueñas por la ‘competencia’ con otros músicos jóvenes. «Hay muchísimos músicos con talento y calidad; pero de lo único que me siento responsable, repito, es de promover la música, y los músicos jóvenes tenemos la responsabilidad, incluso más que los mayores, de ser una inspiración para gente que quiera comenzar a tocar. Pero cada uno sigue su camino, trayectorias muy diferentes en la vida y eso es de lo que debe ocuparse».