ABC (Sevilla)

El mejor Atlético también lo pasa mal

▶ Los rojiblanco­s tuvieron ocasiones para golear, pero acabaron sufriendo

- JAVIER ASPRÓN MADRID GIRONA ELCHE

El Atlético ha encontrado una veta de oro en este tramo final de la temporada, donde no hay un equipo capaz de igualar su eficacia. Hay dominio, buen juego a ratos y destaca, por evidente, el compromiso de los jugadores. Y como además siguen teniendo el pelo rosa de Griezmann, todo fluye. Ante el Almería los de Simeone sumaron su sexto triunfo seguido con un doblete del francés, y ya son 13 jornadas sin perder.

Fue una victoria rotunda por merecimien­tos, aunque la estrechez del resultado dio suspense al desenlace. No lo hubo en el resto del partido, donde todo fue un monólogo del Atlético. Su puesta en escena fue arrollador­a. Impregnado del fenomenal ambiente del Metropolit­ano (lleno a rebosar de una afición satisfecha) los de Simeone replicaron el catálogo de virtudes que llevan desplegand­o durante toda la segunda vuelta. Con una diferencia, esta vez llegó una recompensa temprana. Carrasco botó un córner y el balón lo peinó Correa en el primer palo para que

Griezmann lo cabeceara en el segundo.

Fue un inicio idílico, pero insuficien­te, porque el Atlético no se conformó. Facilitaba la tarea el Almería, abrumado en ese escenario y sin el colmillo que se le presupone a un equipo en su situación. Anda el equipo andaluz metido en esa angustiosa travesía por evitar el descenso, una pelea que aún tiene en ascuas a un buen número de equipos. Pero en el feudo colchonero se dejó llevar. Incluso tras el gol en contra. Desbordado, mirando el balón de lejos y reaccionan­do siempre un segundo más tarde que los locales, apenas se atrevía a cruzar el medio del campo. Bastante tenía con defenderse de un Atlético bien armado y con un ataque surtido en el que Griezmann campaba a sus anchas.

Carrasco era la peor pesadilla de la cintura del francés Mendes y el Atlético redoblaba sus acciones por su costado. Eran minutos felices y el público cantaba y animaba a Correa, de vuelta tras viajar a Argentina por la muerte de su madre. El delantero quiso correspond­er con el gol de su vida, pero al fenomenal recorte con el que destrozó a Rodrigo Ely le sobró la rabona posterior con la que intentó batir a Fernando.

Correa, después, provocó el accidente que costó el empate del Almería. Su pase atrás no encontró a un compañero, sino a Leo Baptistao. El brasileño encaró y su disparo se topó con Giménez.

La pelota cambió de rumbo y despistó a Oblak. En su primer acercamien­to, no ya al área, sino al campo del rival, los de Rubi se encontraba­n con una igualada inmerecida. Baptistao no lo celebró en recuerdo a la decena de partidos que jugó de rojiblanco hace una década.

No le duró mucho la alegría. Poco después, Correa, Carrasco y Griezmann volvían a combinar para que el francés firmara el doblete. Fue un gol con suspense, que Díaz de Mera se negó a conceder hasta que el VAR le confirmó que no había fuera de juego del argentino en el inicio de la jugada.

En el segundo acto no cambió el guion, con el Atlético volcado para solventar el trámite cuanto antes y el Almería aguantando el chaparrón. Dos palos consecutiv­os de Carrasco y Griezmann fueron lo más destacado del acoso y derribo, en el que también se reclamó un penalti por mano en el área de Samu. Tendrá que esperar el Atlético para que le piten su primer penalti de la temporada, si es que alguien lo hace.

Fue un milagro que el Almería llegase al último tramo con opciones de empatar, pero ocurrió. Tras 85 minutos de hostigamie­nto, el Atlético se encogió y dio aire a los visitantes, que también reclamaron con ansia su penalti por mano de Giménez. En esta ocasión el árbitro sí fue a verlo a la pantalla, pero lo negó por un fuera de juego previo.

Tras el susto, las conclusion­es. El subcampeon­ato sigue ahí para los rojiblanco­s, a tiro de dos puntos del máximo rival. Y en el horizonte asoma el Barcelona. Soñar sigue siendo gratis.

Un gol del Tati Castellano­s al filo del descanso y otro posterior de Oriol dieron al Girona el impulso casi definitivo para sentirse equipo de Primera. A falta de nueve fechas, sus 38 puntos suenan a permanenci­a. El Elche se sabe hace tiempo desahuciad­o.

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Griezmann, felicitado por sus compañeros en el duelo ante el Almería // EFE

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