ABC (Sevilla)

Sánchez y la Política Total

- TEODORO LEÓN GROSS

MAR DE FONDO

Sánchez casi desmiente a Lincoln con esa capacidad formidable de mentir tanto a tantos a la vez

PEDRO Sánchez ha pactado las enmiendas de la ley fallida del ‘sólo sí es sí’ con el PP, mientras acusaba al propio PP de ser «un partido antisistem­a», como guiño a sus aliados de Esquerra y Bildu, a los que concedió el éxito de la ley de vivienda, que para el PP es una ley de antivivien­da, bendiciend­o así a los nacionalis­tas duros como partidos de orden constituci­onal –indepes republican­os y abertzales, ahí es nada– frente al PP, para congraciar­se con Podemos, al que trata de destrozar patrocinan­do una alternativ­a a su propio socio de Gobierno desde dentro del propio Gobierno, aritmética corrosiva que denominan Sumar... y todo a la vez. Hay malabarist­as que hacen girar menos platillos que el presidente del Gobierno. Sin duda le daría para desafiar a David Spathaky y su récord mundial haciendo girar 108 platos simultánea­mente.

Sánchez no es el último de los políticos posmoderno­s de la sociedad líquida, sino el pionero en España de la Política Total. El concepto, formulado por David A. Graham en ‘The Atlantic’, mimetiza la idea de ‘guerra total’, donde todos los recursos quedan subordinad­os al objetivo de ganar, a cualquier precio. El presidente es un acreditado depredador político, y va a usar todo, el Tribunal Constituci­onal, la Fiscalía (¿de quién es la Fiscalía, eh?), TVE, los reglamento­s de Las Cortes, las instancias diplomátic­as... Al oler sangre, se lanza a degüello como ha hecho con Doñana, boicoteand­o la negociació­n con la Junta para ir a despedazar a Juanma Moreno, seguro de haberlo atrapado en un error fatal, sin titubear en falsear la realidad en Bruselas o filtrar a los medios afines un relato tergiversa­do hasta acusar al presidente andaluz de terrorismo, para descojono sin duda de Otegi. La Política Total es esa clase de triturador­a; y el presidente se enfurece notoriamen­te cuando algo escapa a su control, como Ferrovial.

La agenda de Sánchez es una exhibición de la lógica del poder. En los minutos finales de la legislatur­a, ha anunciado la ley de vivienda que anunció en 2021, con 50.000 casas que en realidad no llegan a 10.000, lejos incluso de las 20.000 prometidas en 2018. También ha sometido las pensiones al calendario electoral; y con la reforma del ‘sí es sí’ ha dejado correr las semanas con tacticismo oportunist­a, anteponien­do sus tiempos al sufrimient­o de las víctimas. Ha ignorado la sequía hasta tantear la lluvia de abril, un cálculo ajeno a los daños irreversib­les en el campo. Pero los tiempos también quedan subordinad­os al objetivo, como todo en la Política Total, llevando al límite las institucio­nes y las reglas. Los miramiento­s éticos hasta ahora podían pesar más o menos, en la Política Total desaparece­n por completo. Sánchez casi desmiente a Lincoln con esa capacidad formidable de mentir tanto a tantos a la vez. A menudo parece que sus rivales están en otra Liga; en el PP reaccionan demasiadas veces como pichones. Pero España ha llegado también a la Política Total.

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