La cantera más fértil, de luto
LÍNEA DE FONDO
Ha querido el destino que la devastadora enfermedad de Luis Márquez haya coincidido con la eclosión de Raúl García de Haro
SE nos fue Luis Márquez. Y lo ha hecho tan joven de cuerpo y de espíritu que allá donde moran las viejas glorias del Real Betis Balompié ya fallecidas le habrán reservado plaza en el centro del campo o en el carril, que para eso, como recordaba estos días Tomás Calero, era un portento físico. Uno lo recuerda de juveniles, a finales de los 80, derramando clase a raudales, preludio de lo que acabaría siendo: uno de los futbolistas con más calidad surgidos de la cantera del Real Betis. La nostalgia me hizo acudir a la hemeroteca para recordar con quiénes compartió vestuarios y hermandad en los capítulos finales de su vivencia en verdiblanco: Doblas, Ureña, Merino, Rivas, Cañas, Cuéllar… Beticismo en vena.
Ha querido el destino que su devastadora enfermedad haya coincidido con la eclosión de Raúl García de Haro, canterano con cuna catalana, cedido en el Mirandés, donde lleva 15 goles. Cómo Márquez en su día, al de Olesa se le intuye un interesante futuro en la primera plantilla. Más con Manuel Pellegrini en el banquillo. El chileno es paciente en la espera de que maduren los frutos de la cantera y valiente para alinearlos. Ahí están los Edgar, Ruibal, Rodri, Miranda, Paul, Cruz o Félix para atestiguarlo.
Raúl, de no frenarse su progresión actual, será integrante del primer plantel la temporada próxima. Tendrá a Borja Iglesias, del que se intuye sustituto natural, como referente. La decepción que ha supuesto Willian José, irrelevante para lo que se le fichó, el gol, le abre de partida una puerta que en otras circunstancias permanecería si no sellada, encajada. Con la intendencia de gente de calidad como Ayoze, si permanece; Juanmi, si vuelve por sus fueros (desafortunada su queja por las redes sociales, valorable su rebeldía ante el ostracismo); Fekir, con su regreso; Canales, siempre, y Rodri, compañero de guardería, todo le resultaría más fácil que en Miranda del Ebro, donde oficia de Juan Palomo, dado el modesto nivel de su plantilla. El tiempo y su ambición dirán, porque el hogar no podría tenerlo más acogedor.