Los pabellones de la Expo resurgen tres décadas después
▶Las iniciativas pública y privada permiten recuperar cuatro edificios efímeros en menos de un año ▶De los 120 que se construyeron para la muestra quedan en pie 52 y sólo unos cuantos permanecen vacíos
El pabellón de Hungría de la Cartuja ya luce completamente remodelado. Las tejas de pizarra rotas se han repuesto, se han barnizado los elementos de madera de la fachada y en el interior se han restaurado las piezas que faltaban trayendo materiales del país centroeuropeo o fabricándolas a medida para que el edificio recupere el mismo aspecto que tenía hace treinta y un años. En este caso ha sido la iniciativa privada la que ha permitido recuperarlo por el interés del empresario Mario López Magdaleno quien lo adquirió el año pasado a título personal sin tener muy claro el uso que le dará.
Todavía hoy, con los andamios desmontados y sin botes de pintura a la vista sigue sin tener una idea clara sobre el futuro que tendrá, pero sí está convencido de que es un activo valioso, dado el diseño singular y el espacio en el que se encuentra. Sea cual sea su destino, el recinto ha rescatado otro pabellón que estaba en la ruina. Y no será el único.
En menos de un año otros tres van a ser reabiertos tras la restauración integral de los mismos. El más conocido de todos es el de la Unión Europea, situado a la espalda de la bola bioclimática en el bulevar central del recinto. El inmueble, que fue uno de los más emblemáticos por su decoración exterior con las banderas y por su forma cónica, es obra del arquitecto Karten Karl Krebs. El encargado de recuperarlo será Endesa, para albergar un centro de innovación.
El proyecto tiene un coste aproximado de dos millones de euros con los que se intervendrá en un edificio que ahora cumple treinta y un años y cuyo tronco piramidal tiene más de 50 metros de altura. El lugar fue sede del parque científico y tecnológico y se iluminó en abril de 2012 coincidiendo con el veinte aniversario de la Expo 92. Desde entonces apenas ha tenido uso.
El siguiente es el pabellón del siglo XV, propiedad de la Consejería de Cultura de la Junta, que lo quiere utilizar para ampliar el Centro Andaluz de
Arte Contemporáneo (CAAC), alojado en el monasterio de la Cartuja. Las obras se adjudicaron la pasada primavera por 4,3 millones de euros y terminarán en unos meses. El espacio se convertirá en un almacén visitable y sala de exposiciones de la colección permanente del CAAC.
El proyecto, redactado por el arquitecto Fernando Visedo Manzanares, pretende conciliar las exigencias técnicas de un uso tan singular como el de reserva de obras de arte pertenecientes al patrimonio andaluz y la exposición de las mismas. Además se habilitará un taller de conservación y restauración, así como otras dependencias necesarias para el centro de arte.
El siguiente es el pabellón de Turquía, cuyas obras salieron a licitación en enero por casi dos millones de eu
El espacio había permanecido nueve años cerrado por la falta de un proyecto y de interés de los inversores