ABC (Sevilla)

«Es un drama lo que está pasando con el agua»

- JAVIER GÓMEZ CÓRDOBA

s un drama, los que toman decisiones están en su burbuja y no son consciente­s de la gravedad de lo que está pasando», asegura un vecino mientras cruza el embalse de Sierra Boyera en Belmez. Sólo hay que echarle un vistazo al horizonte para comprobar el tino de sus palabras. El pantano que abastece a todo el norte de Córdoba, en las comarcas del Guadiato y Los Pedroches, está vacío, al cero por ciento de su capacidad. Sólo queda una lámina de un centenar de metros de ciénaga entre grietas de la tierra que antes llenaba el agua hasta el final del embalse en Peñarroya. Los peces muertos a pie de presa ponen la piel de gallina. Es dantesco. Un paisaje más propio del desierto.

La sequía está siendo la gota que colma el vaso para una zona atacada por el virus de la despoblaci­ón. «Nunca había visto el pantano así», añade Gabriel Camacho, que nació en la aldea de Ojuelos Altos de Fuente Obejuna. Reside en Cornellá (Barcelona),

Ecomo tantos otros que emigraron en la juventud y vuelve cada poco tiempo a su tierra natal para pasar unos días, esta vez junto a unos amigos. «Es terrible, no hay nada de los 10 kilómetros de agua que había desde aquí hasta Peñarroya», asegura entre consternad­o y sorprendid­o.

Ese panorama, unido al sonrojante trasvase de agua contaminad­a desde La Colada a Sierra Boyera no apta para el consumo humano, ha obligado a la Diputación a trazar un plan de emergencia para abastecer a 24 municipios y 19 aldeas del Guadiato y Los Pedroches con camiones cisterna (de 25 mil y 20 mil litros). El reparto es muy complejo por la extensión y la dispersión de la zona que hay que cubrir. Una situación que se comprueba a pie de reparto en Peñarroya-Pueblonuev­o y Espiel. La disparidad de criterios que se siguen es tremenda en las primeras horas de la medida.

Sin embargo, la logística para llevar el agua no es la principal preocupaci­ón de los vecinos del norte. Diez minutos, quince, treinta o una hora junto a un camión cisterna desvelan que parece que sólo hay una preocupaci­ón: «¿De dónde viene el agua que están repartiend­o?», pregunta uno, dos, tres, diez, cien vecinos. Rosalía es un ejemplo en Pueblonuev­o. Allí contestan que «de Córdoba, de la Breña», pero Emproacsa explica a este medio luego que de «El Vacar, Puente Nuevo, Montoro o Villa del Río».

Camiones cisterna

No hay grandes colas, al contrario de lo que podía pensarse, en los camiones. Eso sí, el goteo es incesante. Los grifos no paran de abastecer a la población. Salvador, uno de los policías locales que supervisan la entrega en Peñarroya, desvela el motivo: «La gente ha acaparado agua estos días de los supermerca­dos y no hay gran necesidad ahora», explica.

De hecho, los estantes de cualquier mercado o tienda de convenienc­ia dan fe de ello. Como ‘La Trastienda’, en el polígono San Antonio de Belmez. Santiago, su responsabl­e, explica que «sí queda agua», pero se han agotado las garrafas «de cinco y ocho litros». Los pasillos sólo exhiben botellas de 1,5 litros o más pequeñas.

La diversidad de decisiones de cada municipio complica más la logística del reparto. El alcalde de El Viso, por ejemplo, se quejó ayer de que el agua no había llegado. Una excepción para un reparto que, con mínimos retrasos en algún caso, se produjo sin incidencia­s de gran importanci­a.

Los municipios afrontan el reparto de agua potable con métodos diferentes. La anunciada medida de limitar la entrega a cinco litros por día y persona no casa con la realidad. Cada vecino se lleva lo que desea. Al menos, ahora. Hay numerosos casos con bidones de 25 litros.

La diversidad también se observa en cómo llegar a las personas con movilidad reducida, residencia­s o colegios. Las decisiones son muy localistas. En Peñarroya, por citar un ejemplo, deben acudir a los puntos de referencia. De hecho, un empleado de Futuro Singular explica a este periódico que «el consumo en la sede se hace por las máquinas habituales, pero yo vengo con estos bidones (15 litros) a por agua para cocinar».

En Espiel, el ayuntamien­to ha puesto a una persona, Flor Alcalde, para «llevar el agua a las personas que lo necesitan porque no pueden salir de sus casas», explica orgullosa con un listado en el que «mira, hoy tengo a 24 personas». Además, recuerda que «mañana, el cole me va a dejar garrafas para que les lleve el agua, hoy no ha podido ser porque no las tenían».

Además, las pequeñas industrias que necesitan el agua para producir o cocinar, levantaron la voz.

Los vecinos del norte de la provincia de Córdoba explican a ABC las vicisitude­s del reparto de agua en las comarcas del Guadiaro y Los Pedroches porque el pantano está vacío, una imagen inédita

«Nunca había visto el pantano así» y «¿de dónde viene el agua de las cisternas?» son ahora las frases más repetidas

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Vecinos de Peñarroya llenan ayer las garrafas de agua potable //A. CARMONA

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