ABC (Sevilla)

Casa, trabajo, suerte

- MARÍA JOSÉ FUENTEÁLAM­O

TIRO AL AIRE

Lo que le queda a la Sareb es lo que se ha quedado vacío. ¿Y si el presidente ha dado con la clave, con los dos pájaros de un tiro?

EN un pueblo de la España despoblada se instaló hace unos años una empresa a la que se le veía futuro. Entre los empleados, media docena de ingenieros. El alcalde vio la oportunida­d. Le pidió al presidente autonómico que le echara una mano para que la compañía los convirtier­a en fijos y así asentar población joven en el pueblo. Los políticos se movieron, la compañía hizo fija a la plantilla y efectivame­nte, todos aquellos ingenieros comenzaron a comprar casas… en la capital de la provincia. La historia nos la contó, con tanta gracia como resignació­n, el presidente autonómico que se encargó de las gestiones. No, no se le puede decir a la gente dónde vivir. Lo saben todos los políticos de la España vacía. «La única forma de acabar con la despoblaci­ón es echar tierra encima de las carreteras», reconocen, en privado, muchos. Verdades irónicas mesetarias. Casi todo lo demás, montajes sobre la repoblació­n. Ya verán en campaña.

Me acuerdo de la anécdota de los ingenieros de la España despoblada comprando ladrillo urbanita con el plan de las viviendas de Sánchez. Lo que le queda a la Sareb es lo que se ha quedado vacío. ¿Y si el presidente ha dado con la clave, con los dos pájaros de un tiro?

En el mercado inmobiliar­io de EE.UU. se usa siempre una frase: ubicación, ubicación y ubicación. El dónde. ¿Dónde está la casa en la que quieres vivir? ¿Qué diferencia hay entre la que sueñas y la que puedes permitirte? Es normal que aspiremos siempre a una vivienda mejor, en una zona mejor. Miren a Yolanda Díaz, ella no esconde que quiere mudarse de pisazo con vistas en el centro de la ciudad a chalet en Moncloa. Pero, ¿de qué dependerá que lo consiga, de la suerte o del trabajo?

La suerte es importante, pero hay quien dice que es sólo para quién la busca. Como los cinco ladrones que robaron lotería de Navidad en Vizcaya y les ha tocado. También devolverla, porque les han pillado, pero eso es lo de menos. Ya han cumplido un sueño. Todos tenemos casi los mismos: que te toque la lotería, una casa a buen precio... El Gobierno los conoce e incentiva los que considera, por eso sale ahora con la bolsa de casas baratas. Como un sueño de buena suerte. Si la tienes, el Estado te pone la vivienda. Me suena a la misma suerte que se acusa de buscar a quienes sí creen en la meritocrac­ia de trabajar y aspirar a un buen sueldo. Esos que, como aquellos ingenieros de la España vacía, con su dinero alquilan o compran donde quieren. No donde le interesa al Estado.

‘El viento es salvaje’ es una tragicomed­ia clásica griega –aunque suceda en la Cádiz actual– que habla de la suerte. Cuando ésta le sonríe a una de las protagonis­tas, la mujer consigue casa con vistas al mar tirada de precio. No revelo más porque pueden ver el montaje estos días en el Infanta Isabel. Les ayudará a evadirse del montaje sobre el fin de los problemas de la vivienda en España.

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