Yemen despide el Ramadán con una estampida mortal en un centro de reparto de ayuda
▶ Al menos 85 personas perdieron la vida y más de 300 resultaron heridas en el siniestro
La recta final del Ramadán se tiñó de sangre en Yemen. Al menos 85 personas perdieron la vida y más de 300 resultaron heridas en una estampida que se produjo en un centro de reparto de ayuda de Saná, en la capital yemení.
Cientos de personas se juntaron a las puertas de este centro de la capital durante la noche con la esperanza de obtener una donación de 10 dólares ofrecida por los comerciantes de la ciudad con motivo del final del mes sagrado del ayuno.
Testigos presenciales relataron a la agencia Associated Press (AP) que miembros de la seguridad de los rebeldes hutíes dispararon al aire para intentar controlar a la multitud, que uno de los disparos habría impactado en un cable eléctrico que explotó y provocó el pánico entre la multitud que esperaba la donación.
Tres personas detenidas
La estampida resultó mortal en las estrechas callejuelas de Saná. Tres personas fueron detenidas por el incidente. El portavoz del Ministerio de Interior, Abdel Khaleq Al Aghri calificó lo ocurrido de «trágico» y culpó de la desgracia a la «distribución aleatoria» de ayuda, sin coordinación con las autoridades. La Policía detuvo a los dos comerciantes que organizaron el reparto de los 10 dólares por persona y los hutíes anunciaron una compensación de 2.000 dólares a las familias de los fallecidos y 400 a los heridos, recogió el canal Al Jazeera.
El jefe del Comité Supremo Revolucionario de los hutíes, Mohamed Ali al Huthi, atribuyó la estampida a la «aglomeración».
Yemen ya era uno de los países más pobres del mundo árabe y la guerra que sufre desde 2014 ha generado una de las crisis humanitarias más graves del mundo. Más de 21 millones de personas precisan asistencia y protección, esto es dos tercios de la población del país, según los datos de la ONU.
Las imágenes difundidas por Al Masirah TV, canal de los hutíes, muestran los cuerpos amontonados en las calles de Saná. Se trata del incidente más sangriento no relacionado con la guerra que sucede en este país en los últimos años y se produce en un momento marcado por la esperanza abierta por la negociación directa entre saudíes y hutíes.
Los combates decayeron significativamente desde que el año pasado la ONU consiguió cerrar una tregua de seis meses. La calma se mantiene a pesar de que el pacto expiró en octubre.
Tras ocho años de guerra el conflicto parece próximo a su final tras el reciente acuerdo para retomar relaciones diplomáticas entre Irán, principal aliado de los hutíes, y Arabia Saudí, que apoya al Gobierno reconocido por la comunidad internacional.
La semana pasada una delegación saudí viajó a Saná para reunirse con los líderes rebeldes y negociar el final de las hostilidades y el levantamiento del bloqueo que sufren los puertos yemeníes. Esta guerra fue una de las primeras decisiones de Mohamed Bin Salman al llegar al poder y ha provocado 4,5 millones de desplazados internos.
Se trata de uno de los países más pobres del mundo, con más de 21 millones de personas que necesitan asistencia
las puertas en la que más esperanzas habían puesto se ha cerrado con un sonoro portazo. «Le han condenado sin ninguna prueba», repetía aún conmocionado por una noticia que más que un jarro de agua fría ha sido «el diluvio entero» para la familia Y es que, después de conseguir una repetición judicial y que Pablo Ibar abandonara el corredor de la muerte, los Ibar estaban esta vez más optimistas que nunca. «Estábamos convencidos de que iba a ir bien», asegura Cándido. También su abogado, Joe Nascimento, se mostraba «esperanzado». «Las preguntas y el tono de los jueces llevan a pensar que entienden la naturaleza de los errores e injusticias que se dieron en la repetición del juicio», aseguró.