ABC (Sevilla)

Señores, viva el Sevilla

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Pedro en la cena del pescaíto: a ver quién le tose cuando pida las sevillanas sevillista­s de Los Rocieros

on el tumbao que tienen los guapos al caminar, así llega Pedro a la cena del pescaíto. Al ver al fondo de la mesa a su compañero de caseta verdolaga, no le hace falta decir nada: le basta con levantar la ceja. Pero cuando llegue la hora de las primeras sevillanas, Pedro se acercará con retranca a su colega bético. Y con guasa estudiada, pedirá que pongan la sevillana de Los Rocieros: «A cualquier niño andaluz / lo que más le maravilla / es decir como mi padre / Señores, viva el Sevilla».

No lo pasó bien Pedro durante la semana. Pero el jueves se levantó muy nervioso; una sensación como de despertar en la mañana de Reyes Magos. No durmió bien, como no lo hicieron muchos sevillista­s, ansiosos porque llegara la hora del encuentro. En la previa, se pudieron ver muchos Pedros. Pero el ambiente era totalmente eléctrico. Ambiente de pura final.

El Sánchez-Pizjuán impresiona­ba. Con toda la afición vestida de blanco,

Cera como si una súbita nieve hubiera caído para bendecir el momento. El estadio todo de blanco se daba al chiste: porque el Sevilla podía acabar siendo un blanco fácil para el Manchester, tras el espejismo de Old Trafford. Sonó, como de costumbre, el Rezaré de Silvio en el entrenamie­nto, y toda la afición sevillista se sumó a la oración. Pero viendo el ambiente, era imposible no venirse arriba. Más aún cuando los Biris desplegaro­n su tifo. Dueño y señor: tras la oración de Silvio, aquello era el conjuro. Y resultó que lo del blanco no iba por lo de blanco fácil. Más bien por lo del blanco níveo que quema. Porque aquel blanco era puro fuego. El estadio ardía, y a los 8 minutos, con el gol de En-Nesyri, el miedo se hizo pedazos. El nuestro, porque el del Manchester los convirtió en seres diminutos. La intensidad de los jugadores del Sevilla, la rabia, el fuego, traspasaba el terreno de juego. Y la afición cumplía con su función de jugador número 12 en una comunión

Lo hecho anoche por el Sevilla pasa a la historia de las grandes gestas de Nervión. Uno de los mejores partidos que se recuerdan, ante un gigante que se volvió pequeñísim­o ante el blanco ardiente de los jugadores del Sevilla, que compitió con uno más: la impagable afición. mágica. Por poco nos vamos al descanso con un 2 a 0, pero finalmente el gol de Ocampos fue anulado por fuera de juego.

El comentario generaliza­do de la grada era de perplejida­d. Feliz perplejida­d: pocos recordábam­os un primer tiempo tan bueno del Sevilla F. C. En el descanso, Rashford salió a calentar con la pelota. La afición lo observaba de reojo, como si mirarlo produjera mal fario. Porque era la previsible arma que el Manchester tenía preparada para el segundo tiempo.

Pero a poco de saltar al terreno de juego, en un córner, Badé metió de cabeza el segundo gol. Tuvimos la sensación de que la pelota entraba a cámara lenta, como si realmente no quisiera rebasar la línea. Pero entró, vaya si entró. Y el Sevilla siguió sin tener miedo, dando una lección de superiorid­ad que nos hacía recordar los mejores tiempos con Palop y Kanouté.

Noche mágica del Sevilla. Al final, el blanco era erótico: noche de blanco satén. Mantita ligera y brisa cariñosa para quererse mucho, para abrazarse, como se abrazaba todo el estadio cuando llegó el tercer gol, otra vez de EnNesyri, por un error impropio de De Gea. Todo el campo botaba. Era un mar de nieve salpicado por una tormenta. La gente botaba y botaba, incluso cuando el árbitro pitó el final del partido. Los aficionado­s salían botando del estadio, y al entrar en el metro, el operario tuvo que advertir por el megáfono que, si la gente no dejaba de botar, el convoy no saldría. Dueño y señor de la Europa League. A ver quién lo duda. Lo hecho anoche por el Sevilla en su Teatro de los Sueños, una faena que sin duda nuestros hijos contarán a sus nietos, invita a soñar, ya sin ninguna reserva, con la séptima.

Muchas preguntas en el aire, todas felices: ¿Por qué no dimos antes con un entrenador como Mendilibar, que parece fabricado para el Sevilla? ¿Cómo un equipo que hace menos de dos meses era el puro espíritu de la abulia hoy derrocha hambre como si no hubiera comido en siglos? ¿Qué le dirán a Pedro sus compañeros de caseta cuando se lance a bailar las sevillanas del Sevilla?

 ?? ?? Lamela, Rakitic, EnNesyri y Ocampos se abrazan tras uno de los goles //
Lamela, Rakitic, EnNesyri y Ocampos se abrazan tras uno de los goles //

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