ABC (Sevilla)

Moisès Sala, el músico con la voz rota que ‘cura’ a través del góspel

▶ En el 2000, se quemó las cuerdas vocales tras tragar, por accidente, abrillanta­dor de lavavajill­as. Desde entonces enseña a cantar a los más desfavorec­idos

- HELENA CORTÉS

Quien canta, las penas espanta. Bajo esta máxima, el director Moisès Sala lleva más de veinte años al frente de la formación musical The Gospel Viu Choir, un grupo que acerca esta música de raíces afroameric­anas a los escenarios de todo el país, pero también a lugares donde los menos privilegia­dos disfrutan de ella casi como una terapia. «Empezamos a hacer talleres solidarios en hospitales, barrios marginales de Barcelona y Gerona e incluso en la cárcel. Pero el tema fue creciendo y nos pidieron salir a otros países. Así, con la iniciativa Góspel sin Fronteras hemos estado en Madagascar, Gambia, Senegal, Perú, India, Ucrania...», relata este músico horas antes de partir hacia Malaui, más concretame­nte en la comunidad rural de Kapiri, donde estará hasta el próximo 30 de abril enseñando a cantar a un grupo de 200 mujeres en situación de vulnerabil­idad.

«Cada país es diferente, pero viajar a África es como un reencuentr­o con los orígenes, allí el ritmo es muy distinto», admite Sala. Aunque vayan donde vayan, la música, «el esperanto, el lenguaje más universal que existe», ayuda a los asistentes a sus conciertos y talleres solidarios –más de 22.000 personas– a hacer aflorar sus emociones. De ahí que Sala defienda el lado terapéutic­o del góspel. «Cuando cantas, el ambiente se vuelve más distendido, te sientes relajado. Y, además, al estar en un grupo, los que están más apagados se dejan contagiar por ese ánimo del resto. Eso hace que todo sea mágico. Además, las canciones son optimistas, no hablan de abandono o rendición, sino que lanzan un mensaje de esperanza, amor y unión».

El propio Sala, que es además arreglista, compositor, conferenci­ante y economista, sabe muy bien de lo que habla. Él mismo, confiesa, consiguió salir de una situación traumática y dolorosa gracias al góspel. Hace 23 años, cuando aún estudiaba canto y piano en el conservato­rio, tragó sin querer abrillanta­dor de lavavajill­as y se quemó la lengua y las cuerdas vocales. «Perdí el sentido del gusto y se me quemaron las glándulas salivales, así que se acabó mi trayectori­a como cantante. Antes tenía la voz más aguda, ahora la tengo, rota, como de bajo. Y si hablo mucho me canso, tengo que hidratarme muchísimo», relata.

«Siempre me había atraído el góspel, la música espiritual negra, Aretha Franklin... Pero durante el proceso de cura conocí The Brooklyn Tabernacle Choir y de ahí nació la idea para desarrolla­r estas experienci­as. Volví a nacer y pensé en esta música que canta a la esperanza. No puedo cantar profesiona­lmente, pero sí tengo la voz justa para enseñar a cantar».

Y para cantar en grupo también. En su grupo, The Gospel Viu Choir, hay 30 voces que han compartido cartel con artistas como Natalie Cole, Gloria Gaynor, Jorge Drexler, Maceo Parker y Sharrie Williams además de actuar, de manera exclusiva, con Golden Gate Cuarteto, Soweto Gospel Choir, Joyful Gospel Singers de New Orleans y los Northern Kentucky Brotherhoo­d Singers, entre otros. No hacen falta multitudes para dar un buen recital. En el góspel lo importante es siempre el grupo, la comunidad.

Ahora, en Malaui La iniciativa Góspel sin Fronteras lleva 20 años acercando sus talleres solidarios a medio mundo

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 ?? ?? Moisès Sala es además arreglista, compositor, pianista y economista // CEDIDA
Moisès Sala es además arreglista, compositor, pianista y economista // CEDIDA

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