ABC (Sevilla)

Memoria de dos siglos de España a través de cinco generacion­es

▶La sala Durán saca a subasta unas 400 obras del legado familiar, que Eduardo y Carmen de Armiñán evocan para ABC

- NATIVIDAD PULIDO MADRID

Asus 96 años, el cineasta Jaime de Armiñán se halla donde habita el olvido, pero sus hijos (Álvaro, Eduardo y Carmen), en nombre del padre, se afanan por mantener a flote esa memoria que naufraga. En realidad, es la memoria de cinco generacion­es de una familia –RosalesArm­iñán-Santonja– que ha sido protagonis­ta en la vida cultural española de los últimos dos siglos. Un árbol genealógic­o abrumador en el que no falta de nada, como en botica: hay pintores, actores, directores de cine, dramaturgo­s, guionistas, escritores, músicos, periodista­s, empresario­s, políticos, militares... En 1984, la Biblioteca Nacional ya dedicó una exposición a Rosales y sus descendien­tes. El miércoles salen a subasta en la sala Durán de Madrid (Goya, 19) cuatro centenares de piezas del legado familiar. Se vendieron el chalet de Canillejas y el piso de Hermosilla, hasta los topes de recuerdos. Se quedaron los objetos de mayor valor sentimenta­l. Ahora dejan que el resto de piezas vivan otras vidas. No quieren que acumulen polvo en los trasteros. Prefieren que las tengan quienes puedan disfrutarl­as.

Carmen y Eduardo de Armiñán acuden a la cita en la sala Durán (Álvaro no ha podido unirse por compromiso­s profesiona­les). Es para ellos un viaje sentimenta­l. Cada pintura, cada dibujo, cada pieza ante la que nos detenemos evoca una historia, una anécdota. Sonríen, se nublan los ojos... Un cóctel de emociones. A veces asaltan las dudas: «¿Quién diseñó la vajilla de boda de nuestros padres? No pudo ser mamá, no pintaba así». «¿Este cuadro es de mamá o de la tía Carmen?» Además de pinturas y dibujos realizados por sus antepasado­s, también hay obras regaladas por amigos de la familia: Cecilio Pla, Lucas Villaamil, López Mezquita, Hipólito Hidalgo de Caviedes, Enrique Herreros... Y libros dedicados por más amigos: Benavente, Luis Rosales, Jardiel Poncela, José Luis Borau, Rosa Chacel, Pilar Miró...

Entre los lotes, cuatro dibujos de Eduardo Rosales (1836-1873), el gran pintor del XIX y patriarca de esta saga. Su tataraniet­a Carmen, historiado­ra del Arte, publicó en 2015 la tesis doctoral sobre él. «Era un señor muy guapo, se parecía a un actor de Hollywood», dice mostrando una fotografía. Es autor de obras como ‘Isabel la Católica dictando su testamento’, una de las joyas del Prado y obra cumbre del género en España. En junio, el museo le rendirá homenaje por el 150 aniversari­o de su muerte con una exposición que reunirá una docena de sus obras menos conocidas.

Pioneras y modernas

También nos habla Carmen de su bisabuela Carlota (1872-1958), hija de Eduardo Rosales y excelente pintora, aunque olvidada como tantas otras artistas de entonces. Explica Carmen que fue la primera mujer pensionada en la Academia de España en Roma, donde entró gracias a Vicente Palmaroli, que la apadrinó. Institució­n de la que su padre fue nombrado director, pero no llegó a ocupar el puesto, pues murió a los 37 años. Carlota tenía un año. En la Academia conoció a quien sería su esposo, Miguel Santonja, músico y compositor. El Prado ha adquirido a la familia un retrato de Carlota pintado por Palmaroli y un retrato que la artista hizo de su madre.

Menos conocido que ellos, Eduardo Santonja Rosales (1899-1966), que sus nietos Carmen y Eduardo recuerdan como «un señor maravillos­o, muy honesto; todo el mundo lo quería con locura. Y era un pintor excelente». «Mira qué bueno es este cuadro», nos advierte su nieto. Artista polifacéti­co, fue pintor, dibujante, cartelista, diseñador de muebles y proyectos de decoración, escenógraf­o... Hizo ilustracio­nes para revistas como Blanco y Negro. Pese a heredar el talento artístico de su abuelo y de su madre, no tuvo suerte y apenas se conoce su trabajo. «Hay libros maravillos­os ilustrados por él. Conservo una carpeta llena de ilustracio­nes», comenta Eduardo. Por su estudio de López de Hoyos, que heredaría su hija Carmen, pasarían años después Antonio López, Lucio Muñoz, Enrique Gran, Luis Feito, Manuel Alcorlo..., compañeros de su otra hija, Elena. Ambas, fruto de su matrimonio con Elena Esquivias, son muy célebres... y modernas. Carmen Santonja (1934-2000) creó, junto con su amiga y también pintora Gloria van Aerssen («hija de un señor holandés que se ligó a una señora andaluza»), Vainica Doble, un dúo musical de culto. Cuentan que se conocieron en una parada de autobús mientras Carmen tarareaba ‘Tannhäuser’. «La tía Carmen tenía talento, pero era un genio silencioso, no como nuestra madre. Paco Rabal decía que era un terremoto».

Elena Santonja (1932-2016), pintora y ceramista, se formó en la Escuela de

Bellas Artes de Madrid. Se hizo muy popular como presentado­ra del programa ‘Con las manos en la masa’, primero dedicado a la cocina en Televisión Española, mucho antes de la llegada de ‘MasterChef’. Por el programa pasaron amigos como Torrente Ballester, Carlos Berlanga, Sara Montiel, Joaquín Sabina, Alaska, Fernando Fernán Gómez, Mónica Randall... «Era muy culta. Además de cocinar, hablaban de todo en el programa». ¿De dónde le veía la pasión por la cocina? «De su madre. Menuda señora la abuela Elena, guapa, elegante... Era pianista». Recuerdan que su madre «fomentó la dieta mediterrán­ea. Parece que la hemos descubiert­o ahora. Comíamos sardinas crudas en los 70, cuando nadie las comía. En una época

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