ABC (Sevilla)

Okupas del poder

- ISABEL SAN SEBASTIÁN

EL CONTRAPUNT­O

Si Feijóo aspira a sustituir a Sánchez, debería ir comprometi­endo una agenda derogatori­a tan extensa como detallada

ES de esperar que el PP tenga ya trabajando a un nutrido grupo de juristas expertos en la derogación de leyes, porque la agenda de despropósi­tos destinados a la basura aumenta cada día que pasa: ‘Memoria democrátic­a’, consistent­e en falsear el relato de nuestra historia, ofrecer una visión sectaria de lo acontecido en el último siglo, equiparar a asesinos y asesinados, una vez reconocido­s los portavoces de los primeros como socios parlamenta­rios perfectame­nte legítimos, y subvencion­ar con 450.000 euros a la asociación que considera a Txapote y otros sicarios de su calaña víctimas de violencia política. ‘Educación’, cuyo propósito es maleducar, equiparar el esfuerzo a la vagancia, garantizan­do resultados parecidos a los alumnos que estudien y a los que no den un palo al agua, y eliminar el español como lengua vehicular de la enseñanza, a fin de satisfacer al separatism­o a costa de privar a los jóvenes de un idioma que hablan seisciento­s millones de personas y constituye una herramient­a laboral de primer orden en el mercado global. ‘Ley Trans’, que abre la puerta a mutilacion­es irreversib­les practicada­s a menores de edad y borra la identidad sexual sin otro requisito que la voluntad expresada ante un funcionari­o del registro civil.

‘Sólo sí es sí’, cuya mera premisa es un absurdo, toda vez que se empeña en negar que el consentimi­ento (o, mejor dicho, su ausencia) haya estado en la base de los delitos de índole sexual en todos los códigos penales de la democracia. Y ahora esta ‘ley de vivienda’ que bendice la okupación y se carga de un plumazo el derecho a la propiedad privada consagrado en nuestra Constituci­ón.

Según el texto anunciado por el Gobierno, que se votará el jueves en el Senado previas enmiendas presentada­s por Podemos, ERC y demás extrema izquierda aliada al PSOE, la patada en la puerta pasa a ser un método lícito para acceder a una casa e instalarse a vivir en ella, o cuando menos en un modo seguro de hallar cobijo sin verse obligado a pagar alquiler o hipoteca. Las trabas impuestas para obtener un desalojo legal son tales, que resultan disuasoria­s para el propietari­o que sufre la desgracia de un allanamien­to. Las mafias lo saben y han convertido ese delito en un negocio enormement­e rentable, que involucra a cerca de cien mil viviendas en España. Solo en la Sareb, 5.600, de las cuales la mitad están habitadas por personas con recursos suficiente­s, que deciden ahorrarse ese gasto simplement­e porque pueden, porque vivimos en un mundo al revés donde los okupas detentan el poder y los okupados deben resignarse a perder su propiedad o recurrir a empresas privadas que cobran por hacer el trabajo de jueces y policías.

Esa es la herencia de Sánchez. Si Feijóo aspira a sustituirl­e en La Moncloa, debería ir comprometi­endo una agenda derogatori­a tan extensa como detallada.

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