ABC (Sevilla)

En el exilio

- POR FÉLIX MACHUCA

olo asumiendo con toda la convicción del mundo que la vida es hoy, se puede uno explicar que, más de un millón y medio de sevillanos en el exilio, siga comprometi­do con mancharse los pies de albero y no perderse la Feria. El colapso del metro el día del pescaito fue una auténtica almadraba para los atunes sevillanos que bajaban de las amplias campiñas del Aljarafe al estrecho embudo de la capital donde, ni trenes de cercanías, ni autobuses metropolit­anos, ni un metro suficiente y tantas veces reclamado nos sacaban del bochorno. Las colas del metro eran tan indecorosa­s que salían de la estación y bordeaban a la misma. También bordeaban a los que la hacían, esos ciudadanos de pago, soportando impuestos para que otros abran embajadas y reclamen su voluntad de volver a hacer referéndum­s. Uno hacía yo en Andalucía sobre qué le parece lo que hacen con lo que pagamos, que no se ve por ningún

Slado. Los señoritos y señoritas que bajan al rinconcito andaluz ven la Feria y les parece guay del Paraguay. A más de una la montaba yo en el metro desde Mairena a Blas Infante para que se diera cuenta lo que son estrechar lazos y compartir felicidad…

Los exiliados del área metropolit­ana, los que hacen modelo de fe eso de que la vida es hoy, se encastan ante el castigo y son capaces de movilizars­e para seguir contando farolillos, que es una manera de ver y cantar cómo pasa la vida. Y seguimos como hace cuarenta años. En el área metropolit­ana sevillana vive un millón y medio de criaturita­s que, cuando llega el mes de abril, se lo roban con las conexiones que siempre se anunciaron y jamás se hicieron. Quizás con algunas de las 212.000 bombillas que encienden la Feria podría iluminárse­les el compromiso que firmaron con su provincia. En el mirador del Machakito, sentado en la marquesina viendo al mundo pasar, me embravo con una charla patriótica, en una tertulia de orgullo local. Uno que defiende sus garbanzos me dice: a la Feria hay que venir en bici. Otro del mismo pesebre me aconseja: a la Feria hay que venir en patines. Y otro que es postura fina filipina dice: a la Feria hay que venir en coche de caballos. A los tres les doy el mismo norte: a la Feria hay que venir en la tuneladora que se hizo chatarra porque son unos inútiles desvergonz­ados…

Qué bravura la de los bergantine­s del exilio, la de esos marineros en tierra que bajan, como sea, hasta Los Remedios. Sople o no el aire para llegar hasta las orillas del paraíso. ¿De qué estaremos hechos para que, año tras año, se repita la misma historia y aquí siga sin vigencia la letra de la maravillos­a sevillana de Aurelio Verde? Andalucía, gitana, mujer morena recuerda que eres libre, gitana, de tus cadenas…Las gitanas siguen buscando ojales de chaqueta para sus claveles y las buñoleras, pese a que el periodista Juan Méndez intente sonsacar a Chiquito de Bronce para que le chive la receta, el patriarca del gremio, la oculta como si fuera la de la Coca Cola, tan escondida como las conexiones entre Sevilla y sus exiliados…

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